La playa de Bolonia elegida como la segunda mejor de Europa y la primera de España por European Best Destinations

El litoral gaditano está de moda desde hace algunos años y cada temporada estival incrementa el número de turistas. Sus playas resisten a la presión de la construcción que sufren otras zonas, como la costa malagueña, y esto hace que la vegetación se una con la arena aún en muchas zonas llamando la atención de miles de visitantes.

El lugar al que ‘nos dirigimos’ está en el término municipal de Tarifa, donde protegida por el Monte Bartolo se esconde la ensenada de la playa de Bolonia, que ha sido elegida como la segunda mejor de Europa y la primera de España por el prestigioso portal de viajes European Best Destinations, que ha elaborado una lista exclusiva de los mejores destinos marítimos del continente.

Para confeccionar su ránking, la web ha recibido un total de 12.620 votaciones de viajeros de 82 países diferentes y el resultado es que habría que cruzar al país vecino de Portugal para encontrar el primer puesto que es la playa Porto Santo en Madeira o si nos quedamos en España en el segundo puesto se coloca Bolonia.

 

Y no es de extrañar porque sus aguas turquesas invitan a un baño como si estuviésemos en el Caribe, aunque un poco más frío por tratarse del Atlántico, y contrastan el verdor del pinar que se sitúa justo detrás. Sin olvidar sus arenas blancas que ascienden por una pequeña colina formando una gran duna que se abre paso desde el mar ganando terreno y devorando cada año más árboles. Su movilidad e importancia ecológica hacen que haya sido declarada Monumento Natural.

Pero Bolonia es mucho más que agua y arena, y guarda uno de los tesoros arqueológicos de Andalucía: Baelo Claudia, esa ‘pequeña’ Roma junto al Atlántico que deja huella a todo aquel que lo contempla.

Este es el paraíso de aquel que quiera huir de las playas con paseo marítimo y hamacas. Es una playa natural, sin artificios ni servicios, y por ello el nudismo se practica desde hace décadas mientras se unen al ambiente los amantes de los deportes como el windsurf o el kitesurf. Y entre medio no se asusten si tienen que compartir espacio con vacas que pasean por la orilla o baño con los caballos que vienen de ruta con los turistas a cuestas.

 

Este rincón de Cádiz es de los pocos que quedan sin una explotación turística como la concebimos hoy y en parte seguirá así gracias la azote del levante que expulsa de vez en cuanto a los forasteros para dejar constancia que ‘quien manda’ en esta zona del Estrecho es la naturaleza.