“La mirada marroquí”, una muestra de Domingo de Mena en la Fundación Dos Orillas

El próximo viernes 5 de marzo, a las 11.00 horas, la Fundación Dos Orillas de la Diputación Provincial de Cádiz inaugura en su sede, el Edificio Kursaal de Algeciras, la exposición “La mirada marroquí”, una muestra antológica del artista sanroqueño José Domingo de Mena (1889-1975). La exposición está organizada junto a la Fundación de Cultura Ortega Bru del Ayuntamiento de San Roque.

“La mirada marroquí” es una selección de dibujos del que también fuera poeta, periodista y cronista oficial de San Roque. Los trabajos fueron realizados desde 1910 a 1913, período en que el joven De Mena realizaba el servicio militar en la zona española de Marruecos, y forman parte del fondo perteneciente a la Fundación Municipal de Cultura Luís Ortega Bru, colaboradora de esta exposición. Coincidiendo con este acto, los asistentes recibirán de obsequio el libro escrito por Antonio Pérez Girón que recoge las crónicas enviadas por Domingo de Mena al periódico gibraltareño “El Calpense” durante su estancia en el norte del país, donde actuó de corresponsal de dicha publicación.

Los comisarios de la exposición son Antonio Pérez Girón y Patricio González. El diseño del catálogo y de la cartelería es de Javier Cádiz.

Domingo de Mena dedicó buena parte de su vida a la defensa de la tradición histórica del pueblo sanroqueño proveniente de Gibraltar, y a la reivindicación de dicho territorio. Aunque inició los estudios de Derecho –obtendría el título de procurador ante los tribunales- la literatura y el dibujo fueron sus auténticas inclinaciones. Fundador de periódicos locales y de grupos de teatro, puso en marcha en 1920 el primer diario sanroqueño “La Farándula”.

En 1910 fue llamado al servicio militar, del que escribiría, pudo librarse, pero rehusó a ello “por no contradecir la actitud contenida en una poesía, Raza eterna”, que le premiaron en un concurso y que era un canto al Ejército. En esa época cultivaría la caricatura. Una exposición con estos materiales le otorgaría como premio, en el cuartel de Ingenieros de Sevilla, una espléndida caja de pintura.

Al poco su compañía fue destinada a Marruecos. Estuvo en Larache y luego en Alcazarquivir y Arcila, donde pasaría tres años, y llegaría a plasmar numerosos dibujos de tipos y lugares pintorescos. Por el romance titulado Suenan las guitarras en el campamento, fue llamado por el teniente coronel Silvestre para desempeñar durante algún tiempo –en Alcazarquivir- el cargo de secretario particular.

De allí fue reclamado a Larache –en ausencia de Silvestre- para entrar como dibujante en el gabinete respectivo de aquella Comandancia. Dado su dominio del dibujo se le confió la realización de las vistas panorámicas de Larache, Alcazarquivir y Arcila. A este trabajo técnico incorporó la novedad de dar apariencia artística, y sin perjuicio de la topografía, reprodujo a todo color árboles, nubes y hasta alguna figura.

De vuelta en San Roque, comenzó a colaborar en el periódico madrileño La Patria, donde publicó, además de poesía, dos artículos irredentistas Gibraltar y San Roque, o la herida y la sangre, y El doble panorama de San Roque. Por entonces, la venta del teatro que poseía su padre en la Alameda, el Catany, permitió a Domingo de Mena y a su hermano Juan, que era escenógrafo, su traslado a Madrid, “con más deseo de publicar mis versos que de hacerme abogado”. Se vivía la llamada Guerra Europea y las dificultades eran muchas en la capital española, a pesar de que el país permanecía neutral en aquella primera contienda mundial.

Aunque su hermano logró establecerse de la mano del escenógrafo Luís Muriel, él no lograría más allá del apadrinamiento de Manuel Machado, quien le dedicaría un soneto-prólogo para el que tendría como destino uno de sus libros tardíamente editados.

A San Roque volvió derrotado, como él mismo reconocería.

La muerte de su padre y la designación para que ocupase su puesto como jefe de un negociado municipal, produciría un cambio en su vida. En 1925 organizó una serie de charlas en el Casino del Recreo y al año siguiente publicó varias poesías en la revista madrileña Blanco y Negro. El 1931 dedicaría un soneto a la República en el semanario local El Altavoz. Sin embargo, sus ideas progresistas irían derivando hacia posiciones conservadoras.

Tras un período de escasa producción literaria, en 1935, ofreció la conferencia Lo que es San Roque y lo que debe ser. Ese mismo año, por su propia cuenta, celebró el día 4 de agosto, como Día de Gibraltar. El acto tuvo lugar en el mirador de Los Cañones, y tuvo eco en la colonia, donde el diario El Anunciador, publicó un editorial titulado El sueño de una noche de verano, donde se hacía burla de dicha iniciativa

Alternando los estudios de leyes, iniciados por fin en 1932, escribió lo que en su opinión serían la mayor parte de sus mejores poesías, y promovió sendos homenajes a la memoria de los ilustres sanroqueños Luís de Lacy y Francisco María Tubino, descubriéndose una lápida en las oficinas municipales donde éste último trabajó.

Domingo de Mena creó el Gabinete Arqueológico Iconográfico de Barbésula, Carteia y Gibraltar y la Asociación de Amigo de Cadalso. En plena madurez sería nombrado hijo predilecto de la ciudad y miembro del Instituto de Estudios Gaditanos. También se le dio su nombre al mirador de Los Cañones. Por su parte, el Gobierno le concedió la encomienda de Isabel la Católica. Tras fallecer, en 1975, dejó varios manuscritos que serían editados años más tarde por la Fundación Municipal de Cultura Luís Ortega Bru.

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