Opinión: Tras la huelga de estudiantes

TCAM/OPINION

El subdelegado del Gobierno en Cádiz insistió en Algeciras en describir a los padres que no enviaron a los hijos el jueves 18 a clase de extremista de izquierda. Algunos representantes del PP dicen que los padres y alumnos están manipulados por la izquierda.

La prensa vinculada al PP  insulta a los que han promovido y realizado la huelga, intentar destacar los escasos incidentes y minimizar sus efectos.

Todo ello nos hace  pensar que la reacción del PP ante esta acción de protesta de estudiantes y padres ha estado bien dirigirída desde la sede central de Génova, en el argumentario común que este partido manda a sus cargos y que suele repetir la prensa afín al PP.

Lo que ha dejado claro el PP en estos hechos es que considera extremista a aquellos que defienden la educación pública. A los padres que no quieren que sus hijos estén dos semanas sin profesores. A las estudiantes que ven que si no hay una buena política de beca tendrán que dejar de estudiar. A aquellos que observan como se deteriora la educación pública, mientras que se beneficia a empresas privadas.


Esta claro que en algunas comunidades donde gobierna el PP, mientras que se cobra a los alumnos por ir con tupper a los colegios, se subvenciona vía impositiva, la compra de uniforme escolares o la matriculación en centro privados.

Para el PP los que se oponen a sus medidas son extremistas de izquierdas. El PP tiene muy claro su hoja de ruta y su meta. Sabe muy  bien que estamos, como indica el colaborador de FAES e ideólogo del neoconservadurismo americano Arthur C. Brooks en una Batalla, entre los que defienden el liberalismo y la socialdemocracia, entre un gobierno limitado o un gobierno con poder,  entre aquellos que quieren un estado del bienestar y aquellos que lo atacan indicando que no puede haber una sociedad libre con un estado presente en todos los conceptos de la vida. En una palabra, en una guerra entre la democracia y el liberalismo.

El PP tiene claro que su objetivo ideológico es aquel que surge de la escuela de Chicago  y que se refleja en el Consenso de Washington. Objetivo que supone un estado mínimo,  y dejar hacer a los sectores privados, también en la atención ciudadana.

El PP ha iniciado un rápido camino para hacer cumplir este consenso, y la rápida destrucción de todo aquello que significa la acción pública en el estado del bienestar, sanidad, dependencia y ahora educación. Parece que tiene prisa, después de la experiencia que supuso la derrota del 2004 y quieren realizar todos los cambios necesarios para desmantelarlo  lo más rápido posible.

 

Ahora le ha tocado a educación, como también a dependencia. El ataque es claro y contundente. Con una reforma educativa, que nos retrotrae a la época del franquismo, con obstáculos para que los alumnos puedan seguir estudiando. Directores representante del gobierno de turno, con un poder casi total, con amenaza de traslado a los profesores….

José María Calleja en su artículo  “Indecente Wert” realiza una descripción muy clara de la batalla que el PP esta realizando en educación como ante lo ha hecho en otros sectores. Primero insulta, y desprestigia a los profesionales, posteriormente realizan reformas radicales, quita peso a la educación pública parar trasladarlo a la privada, sobre todo si es afín a su ideología, para posteriormente insultar y descalificar a los que se oponen a ella.

El PP lo tiene muy claro, tiene una hoja de ruta establecida y una meta clara. ¿Lo tenemos los demás?Juan Luís Blanco Cuenca.

Vicesecretario de Educación y Formación del PA de Algeciras.

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