La plaza Alta de Algeciras se convierte en una ‘biblioteca humana’ con intensas historias personales de superación

Ocho personas se han convertido hoy en “libros” de la “biblioteca humana” que la Fundación Márgenes y Vínculos ha instalado en la plaza Alta de Algeciras. Otras tantas hicieron lo mismo ayer en el paseo Fariñas de La Línea. Todas ellas han estado contando de manera personal, y a quien las ha querido escuchar, relatos de sus vidas y experiencias. Ha sido entre las diez y media y la una y media de la tarde en un rincón a la sombra de la plaza Alta. Los protagonistas han sido personas de diferentes orígenes culturales, algunas con diferentes formas de entender la vida, o la sexualidad, pero todas con la firme voluntad de salir adelante pese al rechazo y la marginación que en alguna etapa de sus vidas han llegado a sufrir.

La mayoría de los “lectores” ha salido satisfecha de su encuentro con estos libros tan particulares. Las lecturas han sido continuas durante toda la jornada, pues muchas/os han sido las mujeres y hombres de todas las edades que han querido conocer de viva voz y en primera persona las vidas de otras/os semejantes. Autoridades locales, responsables políticos y sindicales, vecinas/os del centro de la ciudad, algecireñas/os de las barriadas, el presidente de Márgenes y Vínculos, Francisco Mena, o paseantes en busca de una cafetería, una tienda o una farmacia han dedicado parte de su tiempo a leer de esta forma tan peculiar en el centro de Algeciras. La iniciativa estaba organizada por Migrantes en igualdad, proyecto que la Fundación Márgenes y Vínculos realiza en el Campo de Gibraltar y Ceuta para combatir la xenofobia, el racismo y otras formas de intolerancia. Es un proyecto financiado por el Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones y el Fondo de Asilo, Migración e Integración de la Unión Europea (FAMI).

Kike es un andaluz que sufrió acoso en sus años de colegio por ser homosexual. Abdelkader es un norteafricano al que la pandemia por el Covid-19 dejó atrapado en Algeciras y se tuvo que poner a trabajar como jornalero agrícola en Almería. Mounia fue despedida de su trabajo cuando su jefe supo que se había quedado embarazada. Naima nació en Marruecos, pero se siente andaluza por los cuatro costados y vende en un puesto del mercado de abastos algecireño. Zoraida nació hace 23 años en un barrio marginal de Sevilla y se vino a vivir a Algeciras donde estudia y trabaja. Alondra nació en tierras americanas en un hogar en el que el maltrato de las mujeres era cotidiano; aquí ha encontrado, por fin, la libertad de poder vivir sin miedo en su casa y de andar con seguridad por la calle. José Antonio, natural de Nicaragua, fue testigo directo de las revueltas ocurridas en su país en 2018 y se exilió en España. Juana, gitana nacida en Sevilla, es madre de dos hijos y abuela de dos nietos; se hizo cargo del cuidado de sus diez hermanos después de que su madre abandonara la familia y hoy vive en Algeciras.

Todas éstas y otras historias se han podido escuchar, en conversaciones privadas y cercanas, en las mesas bajo toldos montadas por Márgenes y Vínculos en la plaza Alta de Algeciras. Libros y lectores han acabado compartiendo más detalles e historias de sus vidas y las de sus familias, se han conocido y han echado raíces que en algunos casos pueden llegar a fraguar en amistades. Las bibliotecas humanas surgieron hace más dos décadas en Dinamarca como una forma de que personas de diferente origen y condición se conozcan, de crear lazos entre unas y otras y de fortalecer la convivencia en las comunidades con gentes que con diferentes culturas de procedencias. La experiencia en La Línea y Algeciras ha sido muy fructífera, pues muchísimas vecinas y vecinos se han cercado a leer en las dos ciudades y todos han hecho posible el objetivo de crear nuevos lazos humanos de conocimiento y afecto y fortalecer la convivencia.

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