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→ La música es capaz de provocar multitud de sentimientos en cualquier ser vivo. De la felicidad al desconsuelo, pasando por todos los niveles de alegría y tristeza, pero (por favor) nunca indiferencia. Estos sentimientos se amplifican al ser disfrutados o padecidos en compañía, disparándose exponencialmente sus efectos al sentirse parte de una colectividad conformada por miles de personas.
Es la magia del pop rock de estadio, ese de coros colectivos, manitas al aire, estribillos multitudinarios y estadios que se tambalean. Es el poder de unas canciones infalibles que harían resucitar a un muerto y que han puesto patas arribas la redacción de esta noticia mientras esta lista tomaba forma. Vamos allá: