La situación es clara: Hace once años, el 99 por ciento de los 30.000 habitantes de Gibraltar rechazaron dividir los derechos de soberanía sobre su territorio entre Londres y Madrid. Desde entonces el Reino Unido, a quien pertenece Gibraltar, no ve ningún motivo para volver a negociar.
El ministro español de Asuntos Exteriores, José Manuel García-Margallo, tiene una opinión diferente, y ahora está en busca de aliados en el conflicto sobre Gibraltar – y los busca en América del Sur.
Allí, los argentinos reclaman las Islas Malvinas, que también pertenecen a los británicos – a pesar del hecho de que en marzo un 99,8 por ciento de la población votó a favor de permanecer con Gran Bretaña.
Sin embargo, el presidente Mariano Rajoy deja hacer a su Ministro de Exteriores, porque claramente tiene las miras puestas en la política nacional. Después de que hace diez días inicialmente pareciera que se podría librar del escándalo de dinero negro de su partido, la opinión pública se ha vuelto en su contra tras la publicación de material adicional. Gibraltar siempre ha sido un tema con el que los gobernantes podían puntuar con sus compatriotas. Rajoy también envía una señal de aviso a los líderes separatistas de Cataluña en Barcelona. Porque éstos, a la sombra del escándalo de corrupción en Madrid, están preparando un referéndum sobre la independencia.