Helena Maleno: “Se ha sentado jurisprudencia de que salvar vidas no es delito”

Un juez de instrucción del tribunal tangerino ha estudiado durante un año su caso tras una comisión rogatoria enviada por la policía española, y Maleno se enfrentaba a una pena muy dura por delitos como el “fomento de la emigración ilegal” y “tráfico de personas”.

“El mío ha sido un caso paradigmático, pues nos jugábamos si el derecho a la vida debe ser garantizado por encima del control de las fronteras”, dijo Maleno en su domicilio de Tánger, ciudad donde reside desde hace 18 años.

El colectivo que Helena Maleno fundó y dirige, “Caminando fronteras”, recoge llamadas de socorro que los emigrantes le hacen llegar desde barcas a la deriva o naufragadas en la zona del Estrecho de Gibraltar y el mar Mediterráneo, una actividad que la policía española equiparó al fomento de la emigración clandestina.

Maleno entiende que en su caso “ha habido un sesgo neocolonialista”, ya que fue abierto en España y archivado allí por un tribunal, pero la policía española envió a Marruecos una comisión rogatoria porque “a lo mejor colaba”, pero finalmente la justicia marroquí “ha demostrado altura”, dijo Maleno.

La activista, cuyo caso ha despertado una gran oleada de solidaridad nacional e internacional, reconoce sin embargo que hay “un discurso racista y xenófobo” que crece en Europa, “un discurso hegemónico que se ha construido durante treinta años y dice que el control migratorio está por encima otros derechos inherentes a las personas”.

Caminando fronteras recordó hoy en un comunicado que el pasado 2018 murieron en las aguas del Mediterráneo Occidental 843 personas cuando trataban de cruzar a Europa, y que “sin su trabajo (de Maleno) y del colectivo, la cifra habría sido mucho mayor”.

La activista no negó que existan mafias que se lucran del tráfico de emigrantes, que reclutan a personas “que acaban como esclavas, explotadas sexualmente o laboralmente”, y no es casual que las empresas de armamento -dijo- inviertan en ello; contra eso, insistió, hay que buscar otras políticas.

Con respecto a la política migratoria española y sus diferencias entre los anteriores gobiernos del PP o el actual del PSOE, Maleno dijo que “a grandes líneas son las mismas” porque responden “al aumento del discurso extremista”, en España y en Europa.

En este sentido, lamentó el “apagón informativo” impuesto a Salvamento Marítimo (el servicio de rescate español en alta mar, que desde hace unos meses no informa de sus actividades), y criticó que este servicio público “del que tenemos que estar orgullosos” acabe permeándose con argumentos de tipo policial.

En cuanto al papel de Marruecos, reconoció que el país se debate en “un equilibrio complicado” porque en los últimos años ha comenzado a reconocer sus derechos a los emigrantes de terceros países (registro civil, sanidad y otros) mientras que “Europa lo presiona para que haga de gendarme”.

Marruecos “tiene que enfrentar (este dilema) con valentía si realmente quiere demostrar que quiere subir sus estándares” en derechos humanos, y máxime cuando cuenta con una sociedad civil que “sabe lo que significa que sus hijos mueran en busca de una vida mejor”, dice, en referencia a los magrebíes que mueren en el mar.

Del mismo modo, reconoció que Marruecos, pese a contar con muchos menos medios de rescate que España, estuvo a la altura, por ejemplo, durante la última oleada migratoria del pasado mes de mayo y junio, cuando rescató “a miles de personas” que se habían hecho al mar en frágiles barquitos de ocio sin ninguna posibilidad de llegar a España.

Y con respecto a un supuesto acuerdo firmado entre España y Marruecos para que los emigrantes encontrados en el mar puedan ser entregados directamente a barcos de la gendarmería o la marina marroquí, Maleno negó que haya habido un solo caso de devoluciones según sus datos “porque Marruecos entiende la ilegalidad de esos supuestos acuerdos”.

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