Los incendios de Tarifa revelan un nuevo yacimiento de arte rupestre

Un incendio reciente en la sierra de Tarifa ha sacado a la luz un nuevo tesoro del patrimonio prehistórico andaluz. Durante una exploración en la zona afectada por el fuego de agosto, el investigador Simón Blanco descubrió un conjunto de abrigos con pinturas rupestres hasta ahora desconocidos, bautizado como el Abrigo del Duque, situado en un tajo natural con vistas al mar.Foto Simón Blanco

El hallazgo, que amplía el mapa del Arte Sureño en el entorno del Estrecho de Gibraltar, incluye figuras zoomorfas en mal estado de conservación, localizadas en un enclave privilegiado desde el que se domina visualmente la costa y los acantilados cercanos.

Blanco relató en sus redes sociales cómo aquella mañana de exploración comenzó entre niebla y llovizna, con la intención inicial de regresar a casa. Sin embargo, decidió continuar avanzando entre la maleza calcinada. Fue entonces cuando observó un tajo rocoso desconocido, orientado hacia la playa y desde el que se escuchaba el oleaje del Atlántico.

Al aproximarse, un búho real emergió de uno de los abrigos, una imagen simbólica para un lugar que había servido de refugio natural durante siglos. “Las vistas son sobresalientes, pero la verdadera sorpresa estaba en el interior”, contó el investigador, quien documentó con su teléfono móvil las primeras figuras rupestres visibles en las paredes deterioradas.

Dos abrigos, una misma historia

El Abrigo del Duque I es el mejor conservado. En su hornacina principal se distinguen varias figuras, entre ellas un cuadrúpedo orientado hacia la izquierda. Aunque el paso del tiempo y el fuego han erosionado parte de las pinturas, se mantienen visibles los trazos principales. Según Blanco, “ciertas capas de óxido natural habían ocultado detalles de la cabeza y el cuello del animal”, pero el conjunto conserva su forma reconocible.

A pocos metros se encuentra el Abrigo del Duque II, en peor estado, aunque aún se distinguen restos de pigmento que evidencian la actividad artística de las comunidades prehistóricas que habitaron la zona. Ambos abrigos conforman un auténtico “mirador prehistórico” sobre el Estrecho, un punto estratégico que refuerza la conexión entre la naturaleza y la expresión simbólica humana en la prehistoria.

Patrimonio entre el fuego y la memoria

El hallazgo se produce tras un incendio que, paradójicamente, permitió el acceso a un área durante años inaccesible por la densidad del sotobosque y la presencia de alcornoques. Sin embargo, el fuego también ha puesto de relieve la fragilidad del arte rupestre, amenazado por la erosión, el viento y las altas temperaturas que afectan a las areniscas donde se conservan las pinturas.

“Los incendios a veces liberan visualmente los yacimientos, pero también pueden dañarlos de forma irreversible”, advierte Blanco, quien prepara ahora una documentación profesional con cámara de alta resolución para registrar los detalles del conjunto y facilitar su estudio dentro del marco del Arte Sureño.

Una joya para el patrimonio andaluz

El Abrigo del Duque se suma a otros enclaves rupestres de la comarca, como los del cabo de Plata o la sierra de Fates, consolidando a Tarifa como uno de los epicentros del arte prehistórico del sur peninsular.

“Ha sido emocionante encontrar pinturas en una roca que tantas veces había visto desde la playa”, confiesa Blanco. “Es un recordatorio de que la historia está más cerca de lo que imaginamos, esperando a ser descubierta incluso entre las cicatrices del fuego.”

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