El Barcelona, a Cuartos de Final como una moto

IAM/DAVID SAN JOSÉ Tan sencillo como volver al pasado, al Pep Team, al Barça de los éxitos. Esa era la fórmula para pasar por encima de un Milan abrumado por las circunstancias e inoperante en ataque. El retorno a la presión asfixiante, el robo de balón en tres cuartos y la intensidad fueron las claves de la épica.

Un zurdazo a la escuadra a los cinco minutos era la premonición de lo que estaba a punto de pasar. La bestia había despertado, volvía a correr, a buscar el balón incesantemente, a dar apoyo a sus compañeros, a defender las contras del enemigo y, como no, a ofrecernos su enésima obra de arte.

La remontada se fraguaba en un constante ataque alrededor de la meta de Abbiati, el Milan se defendía a duras penas y el Barcelona le quitaba el cuero de manera cruel y despiadada; la escuadra italiana a penas lograba saborear durante unos pocos segundos las mieles de la posesión. Busquets, recuperando todo lo que pasaba por la medular, era el principal culpable de ello.

El equipo blaugrana se tomó un respiro y fue entonces cuando el Milan tuvo su oportunidad. Mascherano cometió un fallo en el despeje, el único en todo el encuentro, y Niang se encontró una autopista en la que Valdés era el único obstáculo hacia la gloria. Le quedó demasiado grande la hazaña al francés, que estrelló el balón en el poste.

Nunca se imaginó tan rápido cumplimiento de la máxima del fútbol. “El que perdona la paga”… en la jugada inmediatamente posterior, Messi se volvió a encontrar un balón al borde del área, recortó hacia dentro, cogió el mando de la Play y, como siempre, la clavó a una esquina.

A empezar de nuevo

Tras el gol llegó el descanso… aire, hora de respirar. El esfuerzo del Barça estaba siendo titánico, pero lo más difícil ya estaba hecho. Eliminatoria igualada y 45 minutos para sentenciarla.

En el segundo acto, los de Roura aprovecharon descaradamente el carril de Constant, superado una y otra vez por Alves, Messi, Villa y cualquiera que le encarase. Un partido bochornoso del lateral que iba a tener su culmen en el minuto 54. Xavi pone un balón a la espalda de Constant y aparece Villa, el de las grandes ocasiones, para cruzar el cuero ante la impasible mirada de Abbiati.

Misión cumplida, pero el equipo blaugrana no se podía confiar… esto es la Champions. El Milan se malentonó y se fue para arriba con todo, con Bojan y Robinho como rebulsivos. Precisamente estos dos fabricaron una gran jugada que acabó rematando el brasileño a bocajarro. Alba, impecable al cruce, impidió la tragedia.

No quedaría ahí la actuación de Jordi Alba. Llegamos al descuento, donde parecía que el Barcelona iba a dormir el encuentro. Adriano conducía una contra lenta, como pidiendo la hora. Pero entonces apareció el ex del Valencia por la banda zurda, corriendo como una moto (en el descuento!!), adelantando en velocidad a todos los rivales que intentaban seguirle, se plantó delante de Abbiati y definió cruzando el balón perfectamente. Tito, tan sencillo como volver a los inicios, a la idea del hombre que lo empezó todo.

 

Twitter: @sanjoloviu

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