Para el presidente del PP en Algeciras, José Ignacio Landaluce, Landaluce la convivencia escolar remeda a la convivencia social, porque lo que nuestros hijos ven es lo que nuestros hijos aprenden. Y si nuestros hijos ven cómo en el colegio se obvian las faltas de respeto, cómo algunos padres “envalentonan” a sus hijos contra el profesorado, o contra cualquier representante de la autoridad, sin que ello tenga consecuencias negativas algunas para ellos, pues los resultados serán los que ahora estamos padeciendo.Esta situación no es nueva, ni acontece por azar, -advierte Landaluce-. La situación actual es mucho más frecuente de lo que aparece, pero se silencia, y el límite al que hemos llegado viene gestándose, como de una manera programada, desde que se comenzó a aplicar la Ley Orgánica que engendró el PSOE, denominada LOGSE, gracias a la cual , la calidad de la enseñanza y de la preparación que se da en las aulas ha disminuido considerablemente. Desde su promulgación, la LOGSE fue desarrollándose en reglamentos y normas de una pedagogía tendente a vaciar de derechos y de contenidos a la autoridad académica del profesor. Así, el profesor ha ido perdiendo su papel decisorio y sus derechos históricos, entre muchos varapalos sufridos, con la reforma del claustro, que ha terminado por ser órgano sólo consultivo y no-decisorio. A consecuencia de todo ello, el profesor ha visto rebajado su papel socialmente hasta límites increíbles de “muy baja consideración” Por el contrario, el desarrollo de la LOGSE ha sobredimensionado los derechos del alumno y de los padres frente al profesor, y ha cargado sobre las espaldas de este último la responsabilidad represora, por lo que el profesor ha terminado siendo mostrado como el enemigo del alumno. Pero es más, -denuncia Landaluce-, desde la Delegación el Profesor es continuamente desautorizado, desde la Dirección no se siente apoyado, desde la Junta es hecho culpable del fracaso escolar que afecta hoy al 45 % de nuestros hijos.En resumen, se lamenta José Ignacio Landaluce, el modelo visto y experimentado por jóvenes y adolescentes, es el que les estimulará a actuar de esta manera a los jóvenes, recurriendo a la violencia, sobrepasando a diario los límites del respeto a los demás, y despreciando todas las normas de educación y de convivencia.Concluye Landaluce afirmando que siempre queda la esperanza, siempre quedarán hombres y mujeres honrados que, como esta jueza, pongan al ser humano y a sus derechos como eje y centro de la vida, siempre habrá defensores, mujeres y hombres capaces de levantarse y denunciar la injusticia, siempre habrá partidos políticos con un programa distinto, capaz de darle a nuestra realidad con un giro de trescientos sesenta grados.
