. La formación política animalista afirma que se trata de un contrasentido y una ofensa a las verdaderas entidades de protección medioambiental.
PACMA califica de «broma pesada» esta condecoración a las sociedades de caza contra las que, en sus palabras «hay que pelearse precisamente para que dejen de destrozar el equilibrio de los ecosistemas y herir de muerte a la propia biodiversidad».
PACMA destaca que «como remate», la Medalla de Andalucía al reconocimiento artístico ha sido otorgada a un torero, Juan Antonio Ruiz «Espartaco», a pesar de que la tauromaquia vulnera los derechos humanos en palabras de la propia Organización de las Naciones Unidas y que «matar nunca puede ser considerado un arte».
Para la formación animalista, estas dos distinciones están orientadas a limpiar la imagen de quienes las reciben, ya que tanto la caza como la tauromaquia son, actualmente, actividades que no cuentan estadísticamente con la aprobación de la mayoría de la población española y que se encuentran en proceso de desaparición paulatina.
Esta noticia sumada a la legalización de los regadíos clandestinos del Parque de Doñana y el anuncio de la rebaja del 100% del precio de la licencia para cazadores menores de edad denotan que la comunidad autónoma se encuentra «en manos de incompetentes«.
La caza contribuye al empobrecimiento medioambiental
El Partido Animalista explica que «el hecho de que una actividad genere ciertos ingresos y beneficios a un colectivo no puede traducirse en que esta contribuya directamente a nada más; en el caso del medioambiente, la caza únicamente resta«.
La caza altera la cadena alimentaria impidiendo que se desarrolle con normalidad. Los depredadores naturales suelen alimentarse de animales más débiles o viejos que resultan más fáciles de capturar, pero los cazadores sienten mayor atracción por «ejemplares» más grandes, con un porte imponente, mayor vitalidad o con características particulares porque son más exclusivos.
Un claro ejemplo de este fervor por lo raro y distinguido es la extinción de innumerables especies a mano de cazadores, como es el caso del lince ibérico, o la persecución de animales albinos; enormemente codiciados y considerados trofeos.
Otro problema ocasionado de forma exclusiva por la caza en la eliminación de depredadores naturales. Recientemente, PACMA demostró a través de una resolución judicial que en Castilla y León se sigue un plan de caza que no incorpora censos poblacionales actuales, y se teme que esto mismo pudiera estar ocurriendo en más comunidades autónomas de España.
«Se están regulando cupos de caza sin tener en cuenta el número real de individuos, utilizando datos antiguos», expone el Partido Animalista, «no hay garantías de que no se esté permitiendo la caza de especies en situación de vulnerabilidad o peligro».
Suprimiendo a los depredadores naturales, los depredados pueden reproducirse sin control; argumento que utilizan los colectivos de caza para justificar la necesidad de practicarla. «Se ofrecen como la solución a un problema ocasionado por ellos mismos«, explica la formación animalista.
Para PACMA, la mano humana debe tener una interacción muy limitada y controlada con la naturaleza: «si interferimos en la cadena trófica e invadimos y destrozamos sus hábitats no podemos esperar más que problemas, y la caza está lejos de ser una solución».
La inexplicable existencia de granjas cinegéticas
El Partido Animalista recuerda que en Andalucía existen numerosas granjas cinegéticas, que son espacios destinados a la cría exclusiva de especies cazables. Se reproducen con fines de venta para repoblar áreas y garantizar «piezas» a los cazadores.
«Es muy difícil determinar cuántas de estas granjas existen actualmente en Andalucía y prácticamente imposible establecer cuántas hay en España porque las administraciones no son nada transparentes con estos registros», comenta el presidente de PACMA, Javier Luna.
«He vivido siempre en el entorno rural y convivo con el maltrato animal a diario; premiar con mérito medioambiental a una Federación de Caza es reírse de todas las organizaciones que sí realizan auténticos hitos medioambientales», declara Luna.
PACMA concluye declarando que seguirá trabajando por el reconocimiento de las entidades de protección animal y medioambiental que merezcan apoyo social y administrativo en detrimento de grupos de presión que actúen por intereses personales o económicos.