Morir por las ideas.Por: Ángel Luis Jiménez.

  IAM/ALJ Uno de los poetas imprescindibles del siglo XX llamado Georges Brassens te susurraba en sus canciones lucidez, corrosión y consuelo. Después de ver la película marroquí Los caballos de Dios recordé inevitablemente su canción Morir por las ideas que decía: “Morir por las ideas, es una idea excelente, pero la vida es mucho mejor…”  Foto Los caballos de Dios

               El pasado jueves se proyectó en el cine-club de Alcultura “Los caballos de Dios” de Nabil Ayouh. Esta película está inspirada en la novela “Las estrellas de Sidi Moumen”, escrita por Mahi Binebine, que investiga los ataques terroristas sucedidos en Casablanca en el año 2003. El ataque más mortífero y el primero en llevarse a cabo fue el del restaurante de la Casa de España, donde varios terroristas se inmolaron en su interior matando a 23 personas.“Los caballos de Dios” es el nombre que la imaginería yihadista da a los fieles que hacen de bombas humanas. El director Nabil Ayouh cuenta muy bien esta historia tenebrosa y explica las razones del embrión del yihadismo. Comienzas a entenderlo. Y te provoca mucho miedo. Aunque también provoca muchas preguntas sobre las causas de esa forma de actuar para sembrar el terror por el terror.Después de los atentados de 2003 en Casablanca o los de 2015 en Paris, han abundando los eufemismos vagos y difusos con expresiones como “terrorismo internacional” o lucha de “civilización contra barbarie”. La incapacidad de encontrar las palabras adecuadas es la puerta del caos. Consecuencia: en medio de una maraña de palabras, se instala un vacío de significación o una sensación generalizada en la opinión pública de encontrarse ante un fenómeno indescifrable.Difícilmente se podrá elaborar un diagnóstico acertado de la amenaza presente si no somos claros al determinar su raíz. El origen de los grandes atentados de Casablanca,  Paris y otros se encuentra en el conflicto existente en el seno del islam entre una ideología, el islamismo radical, y la modernidad. Conflicto que coloca a este islamismo en una situación de contienda declarada unilateralmente contra los musulmanes liberales y contra Occidente, pero en las que los musulmanes son las primeras víctimas.Hay una guerra entre quienes quieren islamizar la modernidad y los que intentan modernizar el islam. La ideología islamista busca dominar la vida pública y se nutre de un tajante rechazo a los valores democráticos occidentales. La actual utopía yihadista atenta no solo a cuanto representa el enemigo opresor, aunque se trate de víctimas civiles situadas a miles de kilómetros de distancia, sino también contra el espíritu y las creaciones del ser humano desde que entró en la historia.La dimensión alcanzada por el yihadismo dentro de la globalización resulta algo novedoso, gracias a las redes sociales su ideología se difunde por un ámbito transfronterizo difícilmente controlable. En la actualidad el islamismo radical, como cualquier propuesta subversiva, proporciona una vía de empoderamiento a los jóvenes, tanto europeos como del mundo musulmán, que se enfrentan a una crisis de identidad y a la amenaza real de marginalidad en sus sociedades.

Sin embargo, Abil Ayouch, el director de la película, dice que no es cuestión religiosa. Más bien la religión es un instrumento usado por gente muy inteligente para controlar las mentes de los débiles o desesperados. Y que los yihadistas homicidas son también victimas o presas fáciles de esa gente autoritaria y fundamentalista que les asegura que tras su sufrimiento, su frustración y su imposibilidad de encontrar un horizonte, encontraran en el martirio el sentido de su vida. La paradoja es que para darle sentido a su vida tienen que acabar con ella.  Al hilo de mi reflexión, recuerdo una canción del francés George Brassens, “Morir por las ideas”, que decía entre otras cosas: “Morir por las ideas. Es una idea excelente. Yo estuve a punto de morir por no haberlas tenido. Los charlatanes locuaces que predican el martirio casi siempre se quedan mucho tiempo aquí abajo. Y la vida es el único lujo que tenemos”. Será posible que algún día en ese estructurado fanatismo pueda surgir la duda y quieran seguir viviendo y no matando a ningún desconocido. Dios lo quiera. 

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *