MADRID (IAM/Portaltic) –
Siempre he escuchado a los artistas y gestores de derechos criticar la filosofía imperante en España del “todo gratis”. Y es cierto que la piratería en sectores como el cine o la televisión es alarmante. ¿Cuántas series sigues, tú, tus familiares o tus amigos, a la carta, sin pagar, descargadas de Internet? Tengo que reconocer que suelo reaccionar a la defensiva, alegando que la mayoría de productos culturales y de ‘software’ están tan mal distribuidos en digital, que lo que resulta una tomadura de pelo son las cantidades que pretenden cobrar en videoclubs legales. Pero que salten las alarmas por algo tanlógico y normal como es que WhatsApp quiera cobrar por prestar sus servicios… es el colmo.
En las últimas semanas han proliferado las críticas -solo hay que echar un vistazo a Twitter- porque la mayoría de usuarios de WhatsApp para Android o BlackBerry han comenzado a recibir notificaciones de que deben pagar por utilizar el servicio de mensajería WhatsApp. La increíble cuota anual que piden estos desalmados desarrolladores de ‘software’ es algo menos de 1 euro al año. Menos de lo que cuesta un solo café, ocho o diez veces menos de lo que cuesta una copa, cinco veces menos que una cajetilla de tabaco… Dinero que muchísimos españoles gastan a diario o cada fin de semana sin problemas. En productos efímeros y superfluos.
Que salten las alarmas por tener que pagar 1 mísero euro al año por este servicio (0,89 euros para toda la vida en iPhone)resulta alarmante. Alarmante porque hay quienes están firmemente convencidos de que no es justo que les quieran cobrar por un bien o un servicio porque éste es virtual y del que llevan meses disfrutando gratis. WhatsApp ha demostrado con creces su tremenda utilidad y versatilidad y es uno de los sistemas de mensajería más famosos del mundo. Y en la inmensa mayoría de los casos, sus creadores no nos han cobrado nada durante muchos meses. ¡Nos han dejado comunicarnos gratis! Que alguien vaya a un operador a que le deje usar sus servicios durante todo un año para luego decidir si pagar o no, a ver qué le responden…
WhatsApp tiene cientos de millones de usuarios en todo el mundo que lo utilizan a diario por su comodidad para enviar más de 1.000 millones de mensajes. 10 millones de esos usuarios están solo en España.
Sus creadores vieron el negocio que hacían las operadoras con los SMS y decidieron intervenir con una aplicación cómoda, rápida, bien organizada, habitualmente estable y que no cobra por cada mensaje enviado. Ahora quiere, sencillamente, cobrar por la compra de la aplicación -en el caso de iPhone- o por el uso anual de la misma -en Android, BlackBerry, Windows Phone y Nokia-. Por contra, los SMS siempre han tenido precios muy elevados, más aún en España, y eran una auténtica sangría para el consumidor y una enorme fuente de ingresos para las compañías. De hecho, lasoperadoras obtenían un 3.000% de beneficio con los SMS.
Además de haber prestado un gran servicio con un buen producto, las condiciones de pago que quiere aplicar WhatsApp no son algo nuevo, sino que ya advertía desde un primer momento que sería de pago tras un periodo de prueba gratuito. En esas condiciones que nadie mira. Además, en las opciones dentro de la aplicación siempre se ha podido consultar el tiempo que queda de uso en ‘Información de pago’. Sin embargo, a pesar de todo esto, ahora muchos usuarios se quejan de la cuota y amenazan con utilizar -o se cambian directamente- otras aplicaciones de mensajería como Spotbros o Line.
¿Acaso WhatsApp no tiene derecho a cobrar por un servicio útil y que funciona bien? ¿Acaso no debe ingresar dinero un servicio que ayudó a acabar con el abuso del SMS? Siempre con una cuota muy razonable que además nos libra de molesta publicidad. De acuerdo que algunos productos, como el cine o las series, quieren aprovecharse del consumidor con su distribución digital; que llegan con meses de retraso con respecto a su estreno en cine o televisión; que cuestan auténticos dinerales; que el catálogo es pobre; que no funcionan bien en todos los dispositivos. Es decir, quieren cobrar mucho por un producto que no es tal y como lo quiere el público. No es el caso de WhatsApp.
Sin embargo, visto lo visto con lo que está ocurriendo, cabe preguntarse incluso si funcionaría la distribución digital de productos en nuestro país aunque los precios y fechas de estreno fuesen razonables. ¿Acaso alguien pagaría 9 euros al mes por Netflix si llegase a España -con toda su oferta tal y como es en EE.UU.-? ¿O más bien se optaría por no gastar esos 9 euros y seguir tirando de torrents, que son gratis? Seguramente lo segundo. Como me decía un amigo músico de un popular grupo de este país -que como otros muchos sufren la piratería duramente-, aunque pongas un disco por 1 miserable euro, siempre saldrá perdiendo frente a la versión pirata. Básicamente porque la competición es “1 euro vs gratis”.
Entiendo que la gente no quiera pagar altos precios por malos productos. Sin embargo, no puedo entender que alguien no quiera pagar 1 mísero euro al año por algo que le aporta tantísimo. ¿Acaso preferirías un WhatsApp repleto de publicidad en lugar de pagar menos de lo que cuesta un café en todo un año? ¿Me quieren decir que las personas que paganauténticos dinerales por sus ‘smartphones’ y cuotas mensuales por las tarifas de datos no pueden pagar menos de 1 euro al año por algo que les facilita la vida a diario? Me quedo con el comentario de un usuario de Twitter, @Pachekman: “Que digo yo que si os bebéis un gintonic menos este fin de semana tenéis para 15 años de WhatsApp”.
Todo este jaleo con WhatsApp dice muy poco de nosotros como consumidores. Por supuesto, todo el mundo es libre de descargar gratis para siempre otro programa si así lo desea, pero no se puede decir que lo que pide WhatsApp sea abusivo o injusto.
Nota: WhatsApp informa en su sección de preguntas y respuestas frecuentes, en el apartado de”¿Es gratis enviar mensajes con WhatsApp?” de sus tarifas llegado el caso. Esta sección es la misma a la que acude el usuario si consulta este punto desde su teléfono móvil, a través de la aplicación, si se ha molestado en hacerlo.