Los toreros de la feria, hoy: José María Manzanares

Hablar de  José María Doll Samper conocido también como José Mari Manzanares hijo, es referirse a un figurón del toreo, pieza básica e incluso indispensable de todas las ferias de postín de España. Un torero que marcó un hito con el indulto del toro “Arrojado” de Núñez del Cuvillo. El único toro indultado en la Maestranza, ya que el único antecedente fue un novillo de nombre  “Laborioso” del Marqués de Albaserrada, el 12 de octubre del 1965, indultado por Rafael Astola.               

   “DULCE SINFONÍA  BAJO  LA LLUVIA”

Y con relación al indulto, de todas las crónicas repasadas he elegido para poder transmitirles las sensaciones vividas la de Luís Nieto escrita en Diario de Sevilla titulada “Dulce sinfonía bajo la lluvia”, nos decía el periodista:  “Y salto el sexto, un animal de escaso trapío y muy noble. Al poco se abrieron las compuertas del cielo. Miraba a las nubes José María Manzanares antes de los lances de recibo. Luego, entre el telón de agua, el alicantino se explayó en una faena muy expresiva, una dulce sinfonía de toreo bajo la lluvia, acompañada por el tintineo de los goterones en los paraguas. Tomó la batuta de manera muy distinta a la de sus compañeros, por el centro del estaquillador y dirigió de frente, dando el medio pecho al toro.

 

Los muletazos iniciales, con armonía, con sutil gracia mediterránea a orillas del Guadalquivir, se cerraron en una trincherilla inconmensurable.  Descendió la intensidad en otra tanda por ese pitón. Por la izquierda, muletazos de gran calidad con la lluvia arreciando. No se escuchaban palmas, pues las manos estaban ocupadas en sujetar los paraguas. Pero crujían los oles ¡Ole, ole, ole!  Cuando tomó de nuevo la derecha cayó agua con rabia. Manzanares en ese momento estaba transportado, sacando un sonido aquí y otro allá, un muletazo de mano baja con la diestra, con mando, o un pase de pecho profundo, cuando no un cambio de mano deslumbrante. Circular invertido. Y como propina, toreo parsimonioso por la cara, con adornos de altura. Cuando caminaba hacia las tablas para coger la espada, el amarillo albero se había transmutado en una graciosa tarta color de caramelo.

Dulce como caramelo había sido una faena musical coronada con una estocada y premiada con dos orejas. Miró de nuevo al cielo Manzanares. No era por la lluvia. Quién sabe. Quizás le preguntaba a su tío Manuel Samper, fallecido recientemente y por el que lucía crespón negro en el brazo izquierdo, si le había gustado la faena. Quizás le preguntaba al fiel mozo de espada de su padre- el maestro retirado Manzanares-, si éste es el camino que debe seguir para alcanzar los sonidos insondables del arte del toreo. Seguramente le respondería que sí. Al menos al público, le encantó. Estocada. Y aunque los paraguas tapaban los pañuelos, la petición de trofeos fue unánime.”  Tras la faena el propio Manzanares declararía: “Me han pasado muchas cosas pero gracias a Dios, Él es justo y luego te recompensa. Este triunfo se lo dedico a la única persona a la que debo hacerlo, mi tío Manolo.”              

 

 

           IBA PARA VETERINARIO

Manzanares hijo nació en Alicante, 3 de enero de 1982, comenzó  los estudios de veterinaria que dejó por su pasión por los toros. A los 19 años se presento de becerrista en un festival de Campotéjar el 19 de abril de 2001, corta dos rabos y su nombre empieza a sonar bien fuerte.  Debut con caballos: en Nimes, en la noche del 22 de febrero de 2002. Obtiene (ovación y oreja). Alternativa: en Alicante, en la tarde del 24 de junio de 2003.  Padrino: Enrique Ponce. Testigo: Fran Rivera. Corta oreja y dos orejas y rabo. En lo que va de la temporada del 2014 ha matado 16 corridas  cortando 20 orejas y un rabo. Manzanares que atraviesa un momento dulce ha dejado atrás  y superado un autentico calvario durante los últimos años: doce intervenciones quirúrgicas con sus respectivos posoperatorios.                     

 

ASÍ LO VE Y LO SIENTE

Manzanares que en una de sus últimas entrevistas decía:  “Soy consciente de que me juego la vida, pero intento no pensar en ello. Si piensas en la muerte, se activa el instinto de supervivencia y al cuerpo lo preparas para estar a la defensiva. Tienes que saber transformar el miedo en emoción”.–Es algo muy espiritual. Es una vida muy interna, la concentración para nosotros es vital, porque puedes perder la vida en cada movimiento. Cada tarde pones tu cuerpo al límite y experimentas sensaciones brutales. Algo que persigues desde lo más profundo de tu alma. Yo no he sentido nada igual en mi vida. 

 

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