El transporte del estupefaciente se realizaba desde Ceuta a través de individuos que, repartidos en grupos de unas 10 o 15 personas, viajaban diariamente con cantidades de entre 300 y 1.000 gramos ocultos en sus cavidades genitales.
Al llegar a Algeciras los muleros se dirigían a una vivienda utilizada a modo de guardería, donde almacenaban la droga, para después distribuirla al resto del territorio nacional.
Al detectar la Policía actividad sospechosa en dicha vivienda, se procedió a identificar a dos individuos que salían de la guardería para, finalmente, llevar a cabo la detención de ambas personas y un registro en el que se hallaron diversos paquetes de color marrón envueltos en plástico transparente que contenían un total de 10,5 kilogramos de hachís.