Piden que se investigue el suicidio de un joven marroquí en un calabozo de la Comisaría de Algeciras

“Por qué iba a hacer eso, yo no creo que se haya suicidado”, explica a EFE Zhor Eraffali, hermana de este joven. El joven, recién licenciado en Ciencias Económicas en la Universidad de Marruecos, tomó una patera el pasado mes de julio con el objetivo de unirse a su hermana, que reside en España desde hace doce años, y emprender una nueva vida. El 14 de julio de 2019 la patera en la que viajaba con otros inmigrantes que trataban de alcanzar la costa española fue rescatada por Salvamento Marítimo, según han confirmado fuentes policiales. Siguiendo los protocolos habituales fue conducido a España, donde, una vez atendido, fue conducido ante la Policía para iniciar su expediente de devolución a su país por haber entrado irregularmente en el país.
Muchos de estos expedientes no se materializan en el momento (Marruecos sólo acepta un porcentaje diario de devolución de 25 adultos) y, por eso, Imad Eraffali pudo seguir su camino en España, con un documento que le advertía que debía salir del país en un plazo de seis meses.
En autobús llegó a El Ejido (Almería) para reunirse con su hermana: “Conmigo no le faltaba nada, no trabajaba porque no tenía papeles. Iba a la biblioteca a estudiar español”, explica su hermana.
Cuenta que su hermano no quería trabajar en un invernadero, como muchos inmigrantes, sino conseguir “un buen trabajo” en España, y durante su estancia aquí solía ir a la biblioteca a estudiar español.
A través de Facebook, relata su hermana, conoció a una chica de origen marroquí que vive en Algeciras y con la que entabló una relación.
Dos veces había viajado a Algeciras para estar unos días con ella y el pasado enero se desplazó de nuevo a la ciudad gaditana, donde un día después de llegar, el 23 de enero, fue detenido porque la Policía comprobó que tenía en vigor una orden de devolución a Marruecos.
Según su hermana, la detención se produjo en el hotel en el que estaba alojado durante un control ordinario de documentación de la Policía, fue conducido a los calabozos de la comisaría de Algeciras y allí sobre las 20:30 horas de ese mismo día fue encontrado ahorcado.
Los agentes y los servicios sanitarios le hicieron maniobras de reanimación, pero sin éxito, según el atestado policial. Tras hacerle la autopsia, el forense certificó que la muerte fue consecuencia de “asfixia mecánica por ahorcadura”.
El atestado policial refleja que en las rejas del calabozo había anudada una tira de una manta, de las usadas por los detenidos, y que posiblemente había cortado rompiendo por la mitad una cuchara de plástico que se le había facilitado con la comida y que fue hallada en el calabozo también.
El juzgado de Instrucción número 1 de Algeciras incoó diligencias previas y, al concluir que se trataba de un suicidio, las archivó, según fuentes del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía. Pero la familia del chico no cree esta versión y quiere que el juzgado investigue más las circunstancias de la muerte.
En un escrito presentado ayer en el juzgado, su abogado, Nabil Barnossi, ha reclamado al juez la práctica de varias diligencias, entre otras cosas porque considera “extraño” que con una cuchara de plástico se pueda cortar una tira de una manta y que una persona pueda ahorcarse desde unos barrotes a una altura de sólo 141 centímetros.
“Yo lo veo imposible”, según ha contado a EFE el letrado, que considera que el Estado es responsable de “velar por la integridad de un detenido”.
En su localidad natal, Mrirt, en la región del medio Atlas, su familia, amigos y vecinos ya han celebrado dos manifestaciones para exigir a las autoridades que se esclarezca la muerte de Imad Eraffali.

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