Un total de 110.833 personas han llegado al Mediterráneo en lo que va de año. De estas, 55.188 corresponde con las entradas a España, duplicándose el número de personas con respecto al año anterior, cuando fueron 20.043 en el mismo periodo, según datos facilitados por la Organización Mundial para las Migraciones (OIM).
. Salvar estas vidas depende de esa necesaria coordinación entre las administraciones, tanto central como autonómica, así como de los municipios costeros, ha denunciado Andalucía Acoge durante la presentación del balance de la situación del contexto migratorio de 2018.
Para la organización humanitaria, este considerable aumento es debido, entre otros factores, a los acuerdos de cierre de paso de personas migrantes con Turquía y Libia. Ante esta previsible situación, el Gobierno central no ha desarrollado mecanismos de acogida lo que ha provocado la falsa idea de desbordamiento. Desde la Federación se considera urgente e imprescindible desarrollar dispositivos y protocolos de acogida dignos y respetuosos con los Derechos Humanos de cara a todas las personas que seguirán llegando en lo que queda de año y seguramente el próximo 2019.
Noviembre ha sido el mes que más muertes ha registrado en el Mediterráneo, 114 personas, pero el registro de estos fallecidos comenzó hace 30 años, con la primera muerte en el Estrecho. Desde entonces, la Federación ha denunciado que se aborde con premura una gestión humanitaria de la Frontera Sur. En estos procesos migratorios no podemos olvidar la existencia de perfiles vulnerables que requieren de especial protección por parte de los Estados, como son menores no acompañados, personas víctimas de trata y solicitantes de asilo.
Andalucía es la tercera región española con personas de origen extranjero incorporadas ya a la población estable del territorio. Esto supone que ya una de cada 10 personas en nuestro país tiene un pasado migratorio. Es por ello que desde la Federación se subraya la necesidad de hablar de inmigración como un elemento más de nuestra realidad y no como algo anecdótico.
Mejorar la convivencia depende de toda la ciudadanía, aunque gran parte de esa responsabilidad decae en la clase política, aquella que toma las decisiones que afecta a nuestro día a día. Es por ello que la entidad persiste en la necesidad de llevar a cabo una serie de medidas que refuercen la identidad de Andalucía como tierra de convivencia. El cierre de los CIEs, así como la apuesta firme por una protección de calidad a los menores extranjeros que migran solos y apartar el discurso del odio y del miedo para generar división, son algunas de estas propuestas.