Ernesto ha solicitado su transfer para cumplir el resto de la condena en España pero las circunstancias provocadas por la pandemia, con el cierre de fronteras y el confinamiento también afectó al movimiento de la justicia en el reino de Marruecos.
Ernesto señala los malos momentos que viven las relaciones entre España y Marruecos como consecuencia de la presencia del dirigente del frente polisario, Brahim Gali, en España, algo que no le está beneficiando.
Ernesto nos cuenta que en esa prisión él es el único español y el único europeo. Además padece diabetes por lo que debe pincharse con asiduidad su dosis de insulina que no siempre le es dispensada, lo que le ha llevado al hospital en más de una ocasión. Los diabéticos tienen prescrito caminar entre 45 y 60 minutos diarios, algo que no puede hacer dadas las circunstancias en que ha visto abocado a convivir.
Le hemos preguntado por esta circunstancia al magistrado Manuel Gutiérrez Luna que incide en que debería dirigirse al Defensor del Pueblo de España, y a alguna organización de Derechos Humanos “que se personara alguien de Derechos Humanos y comprobase la situación en que está”. Existe un convenio firmado por España y Marruecos para que una vez exista una condena en firme se pueda solicitar el cumplimiento de la pena en la prisión de Algeciras.
Carlos Gallego, el suegro de Ernesto, contaba que han “recurrido al Defensor del Pueblo, Amnistía Internacional y nadie ha dado la cara, nadie de este país nos ha ayudado para nada. Hemos tenido promesas políticas vacías. Estamos viviendo con una incertidumbre tremenda. Solo nos dicen que cuando hay sentencia. Estamos desesperados”.
