Según ha explicado la Policía Nacional en una nota, la investigación se inició al tener conocimiento que una persona estaba aprovechándose de la situación de necesidad y precariedad de sus trabajadores, dos de las cuales se encontraban en situación irregular en España, para imponer condiciones laborales abusivas, con largas jornadas de trabajo, sin apenas descanso y sin abonar el salario convenido.
Los agentes descubrieron que dos de las víctimas, de origen sudamericano, fueron captadas mediante engaño, ya que el empresario les prometió regularizar su situación en España cuando comenzaran a trabajar para él. Sin embargo, una vez aquí, fueron explotados “sin piedad”, aprovechando precisamente el temor de los inmigrantes a ser detenidos por su situación ilegal en el país.
Precisamente el hecho de encontrarse en un país distinto al suyo, del que desconocen la legislación laboral, y donde se encuentran desprovistos de recursos, es lo que genera una situación de desarraigo y necesidad que les lleva a no tener otra opción que la de continuar con la relación laboral de explotación, que en este caso se vio agravada por la situación de confinamiento, en la que el empresario llevó a cabo un férreo control sobre sus trabajadores.