Después de un año de crianza en Algeciras, treinta ejemplares de tortugas bobas han retornado al mar en una campaña de la Consejería de Medio Ambiente. La liberación tuvo lugar ayer sábado.
Todos los ejemplares proceden del Centro de Gestión del Medio Marino de Algeciras, adonde fueron trasladadas tras su nacimiento. De esta manera se logra que los ejemplares alcancen un tamaño adecuado y endurezcan su caparazón, con lo que se garantiza una mayor tasa de supervivencia ante sus predadores naturales.
Técnicos de la Consejería de Medio Ambiente y un centenar de voluntarios ambientales de la Asociación Posidonia han desarrollado este sábado en las playas del parque natural Cabo de Gata-Níjar una campaña de divulgación y sensibilización sobre el programa de restauración de la anidación y reintroducción de la tortuga boba en la costa almeriense
Las amenazas de las tortugas marinas, son las mismas que las del resto de los animales marinos: contaminación, artes pesqueras dañinas, presión urbanística de las costas, calentamiento global.
El programa de restauración de la anidación de la tortuga boba tiene por objetivo que esta especie, catalogada como en peligro de extinción en el Libro Rojo de la Fauna andaluza, nidifique de forma permanente en la costa peninsular española, convirtiéndose así en un activo ecológico de primer orden que incorporar al Parque Natural de Cabo de Gata-Níjar. Sus playas fueron calificadas como las más idóneas en el trabajo de prospectiva inicial de este programa, lo cual confirma la alta calidad ambiental de este tramo del ecosistema litoral andaluz.
En aguas españolas del Mediterráneo, este reptil marino es abundante desde junio a septiembre por distintas razones, aunque se observan citas de varamientos de esta especie todo el año en la práctica totalidad de la costa peninsular e insular, así como en Ceuta y en Melilla.
El caparazón de esta especie puede llegar a alcanzar más de un metro de longitud y su hábitat se distribuye en aguas tropicales y subtropicales de todos los océanos. A lo largo de su vida realiza grandes migraciones en las que recorre de una a otra costa el Atlántico y el Mediterráneo, retornando año tras año a las mismas áreas de alimentación tras las migraciones reproductoras.