La gran multitud de fieles que se concentraban en la Plaza Juan de Lima esperaban con fervorosa devoción la llamada a las puertas de la Capilla, tras esta y con paso firme las tallas de Luís Álvarez Duarte y Antonio Castillo Lastrucci abandonaban su Templo y eran recibidas por los miles de fieles entre aplausos y silencios.El buen procesionar de costaleros y nazarenos hizo que este Miércoles Santo se inundara de emoción y sentimiento. Calles abarrotadas de gente quedaban en absoluto silencio al caminar de los Pasos de Cristo y Palio, silencio que tan solo era roto por alguna que otra zaeta o el crugir de los barales.