TCAM/REDACCION
El pasado fin de semana se otorgaron los premios del 13º Concurso periodístico de la APBA. El primer premio fue para la periodista Mª Ángeles Benito por un reportaje publicado en el diario “Campo de Gibraltar Información”donde analizaba la necesidad de la mejora de las conexiones de la comarca con el resto de España y Europa. Hubo también premios para otros buenos profesionales de la prensa y radios de la Comarca. De esos buenos periodistas del Campo de Gibraltar, Andalucía y España quiero hablar, porque no solo están perdiendo sus empleos, sino también un oficio. Muchos de esos profesionales que se han quedado sin trabajo llevaban décadas de servicios a sus espaldas. Al perder su trabajo, nosotros, los usuarios de la información, también hemos perdidos muchas cosas, entre ellas la palabra, que está herida de muerte. El presidente Griñan, en la entrega de los premios Andalucía de Periodismo, mostró su gran preocupación por la situación, difícil situación, en la que se encuentran los profesionales de la información. La pérdida de empleos, no ya de cientos sino de miles en los últimos años, le hizo decir que “prescindir de un periodista es como perder un disco duro, por la cantidad de información que en él se almacena”. Esta comparación tecnológica posiblemente sea dura y fría, pero la realidad es así. Muchos de esos profesionales de la información, que ahora se encuentran sin trabajo y que tienen escasas posibilidades de encontrar otro a corto plazo, son poseedores de un capital irremplazable de conocimientos, de fuentes y de capacidad de interpretación. En esta y en otras profesiones, los EREs ha dejado las redacciones de los medios de comunicación sin memoria y buenos profesionales. Sin embargo, el problema no se reduce a los que estaban y ya no están, sino que los que se quedan, lo hacen sin el apoyo profesional de los que se han ido y con el miedo a ser ellos los próximos que se vayan. Esos miedos pueden llevar a una actitud de bloqueo, que atenace su libertad, y con ella la de todos nosotros. Así que, debemos preguntarnos qué queremos hacer con estos profesionales de la información y la comunicación, porque son parte esencial de nuestra democracia, sus derechos y libertades.