Si se confirman esos resultados condicionarían el poder de los dos grandes partidos. Aprovechando la crisis del bipartidismo, la sed de regeneración democrática reflejada en todas las encuestas y la indignación de la gente, IU y UPyD están trabajando para convertirse en fuerzas decisivas. Además, Rosa Díez y Cayo Lara se confirman como los lideres mejor valorados por los ciudadanos, aunque con notas por debajo del 5 como todos los políticos.
Ahora tratan de no perder la perspectiva y ahondar en sus respectivos proyectos con vistas al primer examen que serán las elecciones europeas de mayo próximo. Una cita que al igual que las autonómicas, las municipales y las generales de 2015 afrontarán con mejores perspectivas. La proyección de escaños según las encuestas muestran que Izquierda Unida alcanzaría su hasta ahora cifra record (25 escaños) y UPyD pasaría de 5 a 11 diputados. Por su parte CIU dejaría de ser la formación bisagra en el tablero nacional, pues bajaría de 16 a 10 ó 11 diputados.
Con los datos y estimaciones de los sondeos y encuestas indicados, no resulta fácil conjeturar alianzas que pudieran permitir a PP a PSOE tomar las riendas de un nuevo gobierno y menos por mayoría. Porque el resultado global, que parece más probable, sería una ajustada victoria -no muy alejada del empate- del PP sobre el PSOE: 146 escaños frente a 131. Hay quien habla como alternativa de una gran coalición PP-PSOE, que trabajara al unísono por un tiempo, al menos hasta dejar atrás la actual crisis, para llevar a cabo las reformas estructurales y constitucionales necesarias para el país, solo posibles con su esfuerzo conjunto.
Evidentemente esto es una ensoñación porque España no es Alemania, aunque la ciudadanía añore el retorno de la política según expresa sondeo tras sondeo. Es decir, la ciudadanía quiere volver a la negociación y al pacto como modo permanente y buscado de resolución de problemas y desacuerdos, y al predominio del dialogo y el respeto mutuo como estilo propio de la vida pública. Lo que resulta inexplicable con tantos sondeos de opinión como hay ahora es que los partidos escuchen únicamente a sus cuadros y militantes y apenas se esfuercen en oír la voz de la calle o al menos de quienes les votan.
El aleteo de la derecha más reaccionaria, no precisamente sintonizado con el sentir del votante medio, puede pasarle factura al PP. Y en el PSOE, sus votantes no son proclives a aventurismos soberanistas de carácter excluyente que, en cambio, agradan a parte de los dirigentes de su partido hermano el PSC. La gente está cansada de tanta fatiga y no ve respuestas. Estamos desaprovechando la oportunidad de actuar antes de que vuelva un nuevo estallido económico o social. Porque los problemas se resolverán o no, pero lo que no se puede hacer es dejar que se pudran.