Qué pena me da el PSOE.Por: Ángel Luis Jiménez.

En el PSOE hay una crisis de liderazgo y un enfrentamiento por el poder que es de lo más lamentable, dado los momentos tan especiales que está viviendo España. Los socialistas están dando un espectáculo público con sus peleas, rencillas y egos personales, en vez de centrarse en la formación de un Gobierno y darle cara al problema catalán. Ese espectáculo es motivo más que suficientes para olvidarse de ellos por mucho tiempo.El PSOE ha logrado algo insólito, que la opinión pública está más pendiente de sus luchas internas que del lio que tiene Rajoy para formar Gobierno y evitar la repetición de las elecciones. Un escenario más que posible en el que los socialistas podrían mostrar una acrecentada imagen de crisis y de debilidad interna que sería su peor aval frente al creciente empuje de Podemos, que lo puede pasa por la izquierda.El martes fue la petición de dimisión de Pedro Sánchez por 500 militantes de Madrid. Hoy Susana Díaz envuelta en la bandera de España -ya no le vale la de Andalucía-  ha cogido el lema de la derecha “por la unidad de España” para forzar el relevo de Sánchez en el Congreso que se  convocará para febrero o marzo próximo.El debate entre los socialistas no es  sobre cuándo hacer el Congreso, sino quién decide su convocatoria y la forma en que se celebra y se elija al secretario general (si por primarias o sólo por los delegados que controla el aparato). De todos es sabida la fobia que le tiene Susana Díaz a las primarias, sin el control del aparato. Por lo que ha hecho de este tema un auténtico “casus belli”.Por el contrario, Pedro Sánchez preconiza posponer el Congreso hasta después de formado el Gobierno o de unas nuevas elecciones (en tal caso podría celebrarse en mayo), entonces el actual secretario general mantendría sus opciones de liderazgo y de repetir como candidato. Pero gente de su partido con Susana a la cabeza le están poniendo todas las zancadillas posibles para hacer imposible esta opción y un futuro pacto con Podemos.El problema de Susana es que no quiere esperar ni un día más para sustituir a Pedro Sánchez, no vayan a cambiar las tornas. Y poder desarrollar esa política de derechas sobre la unidad de España que ha arrebatado al PP. Sabe que vivimos tiempos muy complicados, muy turbulentos, en el que todo puede ocurrir. Así que ahora o nuca, no vayan los militantes a considerar que el secretario general ha sido capaz de sostener al partido cuando la ciudadanía lo estaba abandonando.Me cuentan los buenos socialistas que, a veces, las cosas son solo de sentido común, porque en 18 meses de liderazgo de Pedro Sánchez, éste ha sostenido a un partido que estaba en horas muy bajas y le ha puesto en una situación mucho mejor de lo que muchísima gente pensaba en este país. Y la obligación del PSOE, dicen, es responder en estos momentos a lo que demandan sus electores y la ciudadanía en general.Pero da pena ver al Partido Socialista, necesario para la gobernabilidad de este país, en una pelea continua entre Pedro o Susana y preocupado solo por asuntos internos sin responder a la agenda pública, que hoy es la conformación de un Gobierno, la derogación de las leyes del PP y la recuperación de los valores democráticos de nuestra Constitución. Eso es lo que demandan ahora los ciudadanos.Y si Susana Díaz está ocupada en esta batalla orgánica por la secretaria general del PSOE, qué pasa con Andalucía para cuyo gobierno la eligieron los andaluces. Ahora, además de la petición de los 500 militantes socialistas de Madrid que el pasado martes por la noche se reunieron para pedir la dimisión de Sánchez, se ha planteado otra reunión el sábado para pedir lo contrario. Y mientras Susana Díaz, como la bruja mala del cuento de Blancanieves, espera la cabeza de Pedro Sánchez.  Qué pena me da el PSOE.

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