Palabras de AMOR en lunes. Por María Eugenia Manzano

La ausencia es mucho más que un espacio vacío y un tiempo sin horas.

(El volumen de la ausencia Mercedes Salisachs)

Lunes, 6 de febrero. He vuelto a buscarte en el móvil y otra vez, la última foto, Carlos y tú, y una frase “¡Te estamos esperando!” es con lo que me encuentro. No consigo acostumbrarme. La ciudad se ha vuelto más gris, más recia aún, más fría. Se me hace tan difícil digerirla con tu ausencia. Nadie se parece a ti. Nadie tiene tu sonrisa, ni el color de tus ojos azules, ni tu energía vibrante ni tu alegría, nadie. Tu esquela fue un golpe seco que me duele todavía y nos dejó medio huérfanos. Te echo de menos cada día. Y elevo los ojos al cielo para soltarte en tu vuelo, infinito, mi amor, estelar, en el que nos encontraremos, claro que sí, aunque ahora no sea mi momento y tenga que hacer por aquí, en esta apasionante tarea en que consiste vivir. Bien sabes de lo que hablo.
Inspiro y me abrazo triste. Sonrío.
Esta también soy yo.
Exhalo y acojo la pena.
No admitiré la exigencia de tener que ir más deprisa por mucho que se empeñen ahí fuera.
Respiro de nuevo y prosigo.
Te querré siempre.

Que este lunes de febrero nos traiga hoy un día bueno y también estemos bien.

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Carta a Dolors
( Miquel Martí i Pol )

Me cuesta imaginarte ausente para siempre.
Tantos recuerdos de ti se me acumulan
que ni dejan espacio para la tristeza
y te vivo intensamente sin tenerte.
No quiero hablarte con voz melancólica,
tu muerte no me quema las entrañas,
ni me angustia, ni me quita el gozo de vivir.
Me duele saber que no podremos partirnos
nunca más el pan, ni hacernos compañía,
pero de este dolor saco la fuerza
para escribir estas palabras y recordarte.
Más tenazmente me esfuerzo en crecer
sabiendo que tú creces conmigo: proyectos,
ilusiones, deseos, alzan el vuelo
por ti y contigo, por distantes que sean,
y por ti y contigo sueño cumplirlos.
Te me haces presente en las pequeñas cosas
y es en ellas que te pienso y te evoco,
seguro como nunca de que la única esperanza
de sobrevivir es querer con esperanza
para convertir todo lo que hacemos en vida
y acrecentar la esperanza y la belleza.
Tú ya no estás y florecerán las rosas,
madurará el trigo y tal vez el viento
desvelará secretas melodías;
tú ya no estás y el tiempo me transcurre
entre tus recuerdos que me acompañan,
y aquel esfuerzo que suficientemente conocías
de persistir cuando nada nos es propicio.
Desde estas palabras muy tiernamente te pienso
mientras la tarde suavemente declina;
todos los colores proclaman vida nueva,
y yo la vivo, y en ti se me presenta
sorprendentemente vibrante y armoniosa.
No volverás jamás, pero perduras
en las cosas y en mí de tal manera
que me cuesta imaginarte ausente para siempre.

 

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