No hay vuelta atrás.Por: Ángel Luis Jiménez.

Las negociaciones entre Pablo Iglesias y Alberto Garzón se han roto definitivamente. No hay vuelta atrás. Ahora a Podemos e Izquierda Unida le quedan dos meses para definir sus estrategias ante las elecciones generales del 20 de Diciembre. Las prioridades de Podemos pasan por preservar los acuerdos de Cataluña y Galicia, cerrar el de la Comunidad Valenciana y evitar el enfrentamiento directo en la campaña electoral de las elecciones generales, que ya ha comenzado aunque el anuncio de la convocatoria esté previsto para el lunes 26 de octubre.Hoy ya nadie duda de que Podemos es más fuerte que IU. El reto de Podemos es generar una candidatura no en términos de pacto estatal entre formaciones sino “fichando” personas claves de la vida política, social o cultural. Pero sin entender la política como un mercado de fichajes, eso sería la excepción, no la regla. Podemos ha matizado en todo momento que las negociaciones se hacían con Alberto Garzón, no con IU. Un acuerdo por arriba entre Podemos e IU no era posible, porque no coincidía con la hoja de ruta de Vista Alegre (Congreso constituyente de Podemos), que luego fue refrendada por los inscritos en julio en referéndum.Podemos en las negociaciones con Garzón siempre ha dejado atrás las estructuras dirigentes de IU, desacreditadas en las urnas y aletargada por su empecinamiento en sus formas y fondos, aunque apuntalada como todos conocemos por gente de tanta valía como Luis García Montero, Gaspar Llamazares o Alberto Garzón. Pero Garzón ni puede, ni quiere ser el último líder de IU. Monedero lo tiene claro: “No seremos la UCI de ningún partido”. Ahí se acabó la historia. Alberto Garzón no quiere ser el enterrador y Pablo Iglesias no quiere ser el enfermero. Pablo Iglesias lo decía este fin de semana en la Sexta: “Podemos no ha llegado a la política para solucionar los problemas de ningún partido, sino para ganar las elecciones”.Pese a la tormenta mediática que ha levantado esta ruptura, tanto IU como Podemos quieren dar por zanjada la polémica lo antes posible. Ambas formaciones saben que enredarse en un cruce de declaraciones sobre culpabilidades no lleva a ningún sitio. Y además tienen mucho trabajo por delante y poco más de dos meses para realizarlo. Dicho lo que tenían que decir, ya cada uno ha optado por seguir por su lado, porque lo importante no es que la izquierda se una sino que la gente tenga un instrumento político para cambiar este país.Existen acuerdos firmados en Galicia y Cataluña, pero suscritos antes del 6 de octubre, fecha de la ruptura con Garzón. En Galicia la presentación pública fue posterior a las elecciones catalanas pero, tal y como adelantó eldiario.es, el texto del documento político que sellaba la alianza fue cerrado antes de los comicios que supusieron el estreno de “Cataluña Sí que es Pot”. En Galicia se quiere salvaguardar el acuerdo ante las autonómicas que tendrán que afrontar en 2016, porque sus expectativas de voto no paran de crecer.La experiencia catalana, por otra parte, no funcionó tan bien como se esperaba el 27 de septiembre. La polarización soberanista deslavazó la estrategia de campaña. En la coalición confían en que el eje SI-NO no opere igual el 20 de diciembre y que la CUP opte, como en 2011, por no ir a las generales. Ahí, Podem-Catalunya Sí que es Pot confía en vender mejor su mensaje. Y con toda probabilidad contará con el  apoyo explícito de la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, y un candidato más conocido y más bregado en mítines, debates y refriegas electorales.Podemos tiene muy claro que en política no siempre se pueda conseguir todo lo que uno propone, pero para ganar hay que resistir, resistir y resistir.

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