Este fin de semana se han cumplido dos años de la toma de posesión de Mariano Rajoy como presidente y de su Gobierno (el 21 Rajoy y el 22 los ministros). Sin embargo, una semana que tenía que haber sido de festejos para sus simpatizantes y militantes se ha convertido en una semana negra y de escándalo permanente. Ya que han quedado muy tocados el presidente de honor, José María Aznar (con los correos Blesa-Aznar), el presidente de Madrid, Ignacio González (con el ático de Estepona), y el corazón del PP, la sede de Génova 13, con un registro de la policía durante 14 horas en busca de los documentos de la manipulada contabilidad del partido.Además de estos escándalos de corrupción o maniobras políticas en las cajas A y B, la semana ha concluido con el Gobierno dividido y muy alterado por su “guerra” contra las eléctricas, que ya se sabe cómo acabará: subida de tarifas para la gente y ganancias para las eléctricas.
Y nuevas leyes como la del aborto y la ley mordaza que abren una batalla larguísima que puede acabar con la imagen pública de los ministros Gallardón y Fernández Díaz. Según las últimas encuestas estos ministros han pasado de ser valores políticos del PP a ser muy mal valorados por los españoles.
Todo esto ocurre porque el PP no gobierna para los españoles, sino para sus convicciones. Y lo que es peor, con la moral de la Iglesia católica en un Estado aconfesional.Algo tendría que hacer el PP, pero parece que no les preocupa lo que ocurre, pues sus dirigentes recuerdan que ya se han acostumbrado a que todo esté patas arriba y nunca pase nada. Comentan que “Rajoy dice que es cuestión de esperar y tiene razón. Una noticia borra a la otra, y al cabo de pocos días todo se olvida. ¿Alguien habla ya de los SMS con Bárcenas que tanto lio armaron en Julio? Nadie. A Rajoy le basta con esperar y eso lo hace mejor que nadie. No va a pasar nada”. Pero aunque digan que no pasa nada, las encuestas del CIS del mes pasado señalan que el PP se ha convertido en el principal problema de los españoles después del paro. Y va a peor. Nunca se sabe si Rajoy, como buen gallego, sube o baja, pero si tengo seguro que siempre está mintiendo o engañando a los españoles.