IAM/DAVID SAN JOSÉ Tengo la sospecha fundada de que los equipos españoles cada vez son más resultadistas, lo cual, es normal en muchos casos, sobre todo si hablamos de clubes que se están jugando la categoría, pues en los tiempos que corren, un descenso a Segunda División podría suponer la desaparición de la entidad.
Sin embargo, no en pocas ocasiones, es la mentalidad del entrenador la que impide que haya más goles. Y es que hay técnicos rácanos por naturaleza, que prefieren ganar 1-0 antes que hacerlo por 5-2. A esos señores les recuerdo que están en sus cargos porque millones de aficionados pagan una entrada para ver a sus equipos o pagan una cuota mensual para verlos por televisión.
El aficionado al fútbol, independiente de los colores que sienta, quiere ver goles, pues éstos suelen representar la acción más espectacular en un terreno de juego. Por eso, 17 goles en una jornada de 10 partidos me parece un insulto al fútbol ofensivo… nosotros, que llevamos mofándonos e insultando el estilo italiano durante tantos años.
Y hablo de esta jornada porque ha sido la última, pero no se crean que es casualidad. Les puedo contar que el pasado domingo 3 de marzo me tragué cuatro horas seguidas de fútbol sin ver ningún gol. Valladolid y Español, en posiciones acomodadas, lejos del descenso y más lejos aún de objetivos mayores, fueron incapaces ni siquiera de crear ocasiones de peligro claro. Cierto es que el equipo pucelano está lastrado desde que su máximo referente ofensivo, Patrick Ebert, cayó lesionado por segunda vez esta campaña.
Después de este, llegó el que se presumía apasionante Málaga – Atlético de Madrid… otra burla al aficionado. Y es que aquí si que podemos hablar de entrenador rácano, al menos, en el caso del Atlético de Madrid. Es verdad que Simeone es muy ambicioso una vez que ya tiene el resultado de cara y jugando en casa, pero hay un dato revelador… ¿Cómo se explican ustedes que el tercero de la liga, con jugadores como Falcao, Diego Costa, Arda, lleve tan sólo 14 goles lejos del Manzanares?.
Gracias que Real Sociedad y Betis arreglaron el bochornoso domingo. Empate a 3 goles en un partido que significó una oda al fútbol de ataque, una bendición, un orgasmo futbolístico o, al menos, a mi me pareció eso después de perder una tarde de mi vida con los dos partidos anteriores. Los dos equipos atacaron como si no hubiese un mañana, a penas hubo pases en horizontal; Carlos Vela, Griezmann y Joel Campbell terminaron el encuentro con calambres. Un punto para cada equipo, igual que los dos partidos anteriores… señores, ¿no es mejor para todos un 3-3 que un 0-0? Aunque soy consciente de que los porteros no opinarán lo mismo.
Si hablamos de racanería, muchos focos apuntan a José Mourinho, aunque aquí hay luces y sombras. A veces, el Madrid parece espectacular, con unas contras que te dejan prendado ante el televisor, pero otras no se entiende la actitud del técnico luso. Sin ir más lejos, el último partido de Champions frente al Manchester: el Madrid estaba asediando la meta de De Gea, ganando 1-2. Los de Ferguson con 10 efectivos, obligados a marcar no uno, sino dos goles en 15 minutos. Pues bien, Mourinho decidió mandar a todos hacia atrás y lanzó un mensaje claro con su cambio de Özil por Pepe. El Madrid se podía dar un festín, hacer a sus aficionados más felices todavía, pero al entrenador le entró un ataque de pánico… y lo más grave fue que, pese al cambio, Diego López tuvo que salvar al Madrid hasta en tres ocasiones clarísimas. Pero ya se sabe, la cabra tira al monte.
Uno de los máximos representantes del cerocerismo es Juan Ignacio Martínez y su Levante. 32 goles a favor en lo que va de campeonato, tan sólo tres más que el colista, es el bagaje ofensivo de un equipo que aspira a meterse en puestos de Europa League. El juego de los levantinos es descarado, acumulando siempre, en todos los partidos, 10 jugadores por detrás del balón. Y no seré yo el que diga que ese juego no es efectivo… el año pasado entraron en Europa y a estas alturas están muy vivos en la competición. Con esa misma fórmula, Italia ha ganado cuatro mundiales, pero en ocasiones, y esta es una de ellas, la efectividad está reñida con la belleza. Por eso mismo, creo que hay que dar las gracias a entrenadores como Pepe Mel, Paco Jémez, Philippe Montanier o Marcelo Bielsa… técnicos que creen que el fin no justifica los medios. Pero para gustos, los colores.
Acabaré este artículo con una frase de un conocido spot de una cadena de televisión. SIN GOL, NO HAY FÚTBOL… por favor, no nos quedemos sin él.
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