José Manuel García-Margallo, Ministro de Asuntos Exteriores y hombre de confianza del Presidente Rajoy, es partidario de retrasar lo más posible las elecciones generales. Dice que “sería muy triste, que el Gobierno que ha sido capaz de sanear la economía española y mejorar el empleo fuera el primer partido de la democracia que no repitiera”. Por supuesto, en la entrevista de El País donde hace estas declaraciones, no habla de la reciente encuesta de la EPA que muestra que más de dos millones de personas llevan dos o más años desempleados. En 2008 al comienzo de la crisis apenas había 254.000 parados de larga duración, hoy con el Gobierno de Rajoy son casi diez veces más. Por tanto, a quién pretende engañar el señor ministro con sus palabras.La principal consecuencia de esta situación es el incremento de los hogares sin ingresos por agotamiento de las prestaciones por desempleo. Según los datos de la Encuesta de Población Activa (EPA) del segundo trimestre de este año, actualmente en nuestro país casi 13 millones de personas viven en riesgo de pobreza o exclusión y 730.000 hogares no tienen ningún tipo de ingreso. La cobertura por desempleo se ha desplomado 15 puntos con este Gobierno y 2,5 millones de trabajadores son pobres pese a tener un sueldo. España se ha convertido en uno de los países más desiguales de la Unión Europea, así que el Gobierno tenga cuidado con echar las campanas al vuelo por la mejora del empleo, cuando las tasa de paro está ahora a niveles de diciembre de 2011 (22,3%), y el empleo generado es en buena medida temporal, precario y de bajos salarios.Está muy claro que Rajoy y su partido, pese a las cifras que nos venden, tiene otros problemas graves como su incapacidad para llegar a acuerdos o pactos con otras formaciones políticas antes o después de las próximas elecciones generales, donde se juega su permanencia en la Moncloa y/o su derrota en las urnas. Y sin pactos no hay mayorías para gobernar, porque en este país ya se acabaron los triunfos en solitario y las mayorías. Así que no sé cómo se le ha ocurrido ahora iniciar un debate para una reforma electoral que solo responde a su impotencia, sus miedos y al rechazo de los españoles. Pues según el sondeo realizado sobre valoración de líderes y partidos en los últimos días de julio por Metroscopia para El País, el peor saldo evaluativo -aprobación y desaprobación- se lo lleva el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, con un menos 48%, pero es que también el PP sería el partido al que el 52% de los encuestados no votarían jamás.En este sondeo PSOE (23,5%) y PP (23,1%) se resisten a dejar paso a Podemos (18,1%) y Ciudadanos (16%). Pero ni PSOE ni PP consiguen acercarse al 25% por lo que, si el sentir político ciudadano no cambia radicalmente, la lista más votada necesitaría un número considerable de apoyos para formar una mayoría estable. El tiempo dirá como se va a resolver esta situación, pues este sondeo estival refleja únicamente el actual, peculiar y quizá transitorio estado de ánimo predominante en la sociedad española, y en modo alguno prefigura los alineamientos electorales en las generales, ni mucho menos su potencial traducción en escaños.Resulta evidente que si el PP gana de nuevo, España seguiría aún más alineada a las tesis alemanas de esa austeridad a ultranza, que no están funcionando y plantean tantos sacrificios en la salud y bienestar de los españoles. Su posible Gobierno seguiría priorizando la disciplina a la modernización. Y si ganara el PSOE, las orientaciones económicas casi serían iguales. Eso sí, el PSOE cambiaría un poco la decoración. Porque aquí el problema no es crecer, sino crecer bien y generar empleo, y eso es imposible con una política de austeridad como la que Alemania le ha marcado a los españoles.