Ideología y derechos. Por: Ángel Luis Jiménez

La ideología es un sistema de creencias orientado a la acción. No sólo sirve para interpretar la realidad de una determinada forma, sino que también motiva a las personas a hacer cosas en defensa de sus derechos.

 

En nuestra sociedad hay gente convencida de que la derecha gobierna mejor que la izquierda. Suelen decirlo aquellos que temen perder sus privilegios, es decir, no la clase obrera, sino la clase media y también aquellos que cobran una pensión suficiente.

No se dan cuenta que serán quienes paguen las consecuencias de su posible voto con las futuras pensiones, las posibles ayudas o la sanidad pública. Ya nos están vendiendo que la salud es para quién la pueda pagar. Está ocurriendo en Andalucía con la privatización de la sanidad auspiciada por el colapso en la atención primaria y las listas de espera desbordadas.

Ahora, se habla del caso del exviceconsejero andaluz de Salud, Miguel Ángel Guzmán, que durante los años que ejerció cargos de alta responsabilidad no pararon de sucederse controversias relacionadas con el deterioro de la gestión del sistema andaluz de salud con la firma de contratos y conciertos con la sanidad privada.

No es el primer alto cargo público que, después de tener altas responsabilidades en la pública, ha pasado a ser directivo de la sanidad privada. No sé si será porque durante su periodo de responsabilidad adjudico a Asisa (empresa privada) contratos por valor de 43,67 millones de euros en los hospitales o clínicas que esta empresa gestiona en Andalucía.

Este es el mundo ideal de los Trump, Milei, Aznar, etc… Un nuevo espacio donde los derechos de las personas estén en manos de muy pocos. Y donde se usa cualquier cosa para conseguir el poder. Caso paradigmático es la utilización por la derecha de una imputación judicial del exmarido de Mónica Oltra para cortar en seco su carrera política, provocando una situación insostenible que desembocó en su dimisión.

Dimisión cruel e injusta, que dos años después ha quedado en nada, por el sobresimiento mediante auto del juez Vicente Ríos, titular del Juzgado de Instrucción nº 15 de Valencia. ¿El objetivo? Derribar al gobierno progresista del Botànic en esa Comunidad que, según las derechas, usurpaba lo que consideran suyo: el poder político.

La retirada de Mónica Oltra propició la alianza del PP “zaplanista”, representado por Carlos Mazón, y de la extrema derecha de Vox, que gobierna ahora junto al PP en la Comunidad valenciana. Vox ejerció en esta causa la acusación popular. Lamentablemente, no será el último caso en el que la derecha utilizará todas las herramientas a su alcance para destruir cualquier resorte de poder que ostente la izquierda.

Sin embargo, en el caso de Díaz Ayuso no ha habido dimisión. A su actual pareja, una jueza de Madrid le ha imputado dos delitos de fraude fiscal y uno de falsedad documental presuntamente cometidos a través de la empresa Maxwell Cremona, propiedad al 100% de Alberto González Amador.

Esta empresa tiene como único cliente a Quirón Prevención, principal contratista de la Sanidad madrileña. Ambos casos son ejemplos de las distintas maneras de afrontar, de modo personal, político y judicial, el comportamiento de sus respectivas parejas.

Feijóo llegó a la política nacional alardeando de una moderación de la que ya hemos visto que carece. En solo dos años ha metido a la extrema derecha en 140 gobiernos y ha asumido buena parte de la crispación de los de Abascal para no aparecer menos contundentes en su rechazo del “contubernio Frankenstein”.

Allí donde ni con los ultras suman, como en el Gobierno central, utilizan lo que haga falta para desacreditar a las izquierdas. En muchos casos, la objetividad periodística ha pasado a mejor vida, porque hay una colección de medios y pseudomedios a su servicio para difundir bulos. Ahora, tenemos una fachosfera dispuesta a difundir noticias falsas en portada, enfatizar titulares que desacreditan a la izquierda y ocultar acontecimientos que perjudicarían a la derecha.

Así que, el PP se ha acomodado a hacer oposición por la oposición misma, arrastrado por el vocerío de Vox. No hace más. Y me explico: Se rasga las vestiduras ante todo, y por cada uno de los pasos del Gobierno por la denominada “cesión” ante los independentistas, pero no ofrece un contra modelo, una alternativa, salvo la genérica referencia a la Constitución, a la que por otra parte está obligado.

No podemos seguir viviendo así, porque las crisis pueden ser cada día mayores. Por eso, no estaría de más abrir una profunda reflexión entre aquellas y aquellos que desde el amplísimo y diverso ámbito de la izquierda representan el sentir mayoritario de la ciudadanía, porque algo va mal en este país y nuestro problema no es qué hacer, sino cómo hablar acerca de ello para darle solución.

 

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