Ganó el cambio.Por: Ángel Luis Jiménez.

Nadie me va a arrebatar la alegría del presente por los resultados electorales del 24-M, aunque en Algeciras vaya a seguir gobernando el Ayuntamiento una mayoría absoluta que no me gusta nada. Las mayorías absolutas traen las peores excrecencias de la Democracia. Todavía están vivos y permanecerán en el recuerdo de todos los españoles los gravísimos episodios de corrupción política que llevaron a socialistas y populares a la arbitrariedad y a comportamientos que creyeron impunes.A los partidos del cambio les queda una larga tarea en Algeciras, tienen que convencer a los no votantes de la necesidad de un ayuntamiento decente y transparente, pues en eso consiste el cambio y es lo que todos los demócratas queremos y deseamos para la ciudad de nuestros sueños. Además, las grandes ciudades de este país serán el motor del cambio, o no será. El domingo las nuevas izquierdas han abierto una brecha en ciudades emblemáticas de la derecha y los nacionalistas, como eran Valencia, Madrid y Barcelona, y han acabado con sus respectivas hegemonías.Sin embargo, el cambio va lento o no todo lo rápido que quisiera, pero va. Y en las instituciones ha entrado ya una corriente de aire fresco de la calle con una lógica diferente y ese ideal soñado de limpieza y moralidad pública que tanto estábamos demandando todos los españoles. Así que empieza una ilusionante tarea, pero es necesaria más participación pues con una abstención del 54 por ciento como se ha registrado el pasado domingo en Algeciras, no se puede construir una democracia participativa de verdad.Está claro que el vuelco político que ha sufrido el PP en España, ha quebrado su hegemonía al perder el mayor poder institucional jamás obtenido por un partido en la democracia española. El PP, aunque haya sido la fuerza más votada en las elecciones municipales -con escasa diferencia sobre el PSOE-, se ha quedado sin gran parte de su poder territorial que socava sus bases políticas. La posibilidad de los populares de sostenerse en los gobiernos de ciudades que controlaba y en la mayoría de las comunidades autónomas, ya no dependen tanto de sí mismos como de la capacidad de pacto que demuestren las fuerzas de izquierda.Con los resultados del 24-M es complicado que el bipartidismo siga siendo el eje estructural de la vida política española, dado que Podemos y Ciudadanos emergen con más fuerza de la mostrada hasta ahora por Izquierda Unida y UPyD, las fuerzas políticas a las que sustituyen en el sistema de partidos. Sería engañoso interpretar lo sucedido como la revolución que algunos anunciaban, pero sería igualmente un error restar trascendencia al fuerte mensaje de cambio que suponen estos resultados. Según los resultados electorales, Ciudadanos ocupa el espacio de tercera fuerza municipal y jugará un papel importante en el escenario político, como, sin duda, lo hará también Podemos en el ámbito territorial.Para acabar de definir el cambio en marcha hay que esperar al proceso que se desarrollará en las próximas semanas, decisivo para determinar las cuotas de poder territorial de cada fuerza. Los datos del escrutinio celebrado ayer corroboran la necesidad de negociaciones y pactos. En  definitiva, se abre un tiempo nuevo en el que será preciso tener en cuenta muchas opiniones,  y escuchar a más sectores o gobiernos en minoría, pues el cambio ya está en las instituciones. Estos son tiempos de cambio. Tiempos con formas nuevas de ser y estar en sociedad y  Democracia, porque el sistema de partidos de los últimos treinta años ha llegado a su fin y el nuevo panorama electoral se concreta en un aumento de la fragmentación partidista. Quién no lo entienda así se está equivocando, porque este seísmo político es la crónica de un cambio anunciado que comenzó a manifestarse un 15M.

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