A través de doce obras plásticas, cada una con su relato, plasman ciudades cotidianas, ciudades fantásticas, ciudades escondidas, ciudades imaginarias… Lienzos que tejen un viaje también por sentimientos como el deseo, la soledad, el miedo a la muerte o la búsqueda de la belleza. La similitud técnica de ambos pintores ha encontrado, además, un punto en común en el libro Ciudades invisibles (1972) de Italo Calvino, el cual da nombre a la muestra y articula su recorrido.