Años de investigación, dedicación y afán pedagógico respaldan el lanzamiento de ‘Una meta en el camino. Afinaciones flamencas’, título del primer trabajo discográfico de Nicasio Moreno, un algecireño criado en Sevilla y conocido artísticamente como El Pintor de Sonidos. Este experimentado, innovador y prolífico compositor, afiliado a la Sociedad General de Autores y Editores (SGAE), ha investigado las posibilidades del mundo sonoro a través de las cuerdas de la guitarra y el violonchelo, a los que ha unido estrechamente hasta crear nuevas sonoridades que embellecen y amplían aún más el abanico del flamenco.
Tras más de dos tercios de su vida sumergido en una infinita investigación, su arte se caracteriza por la búsqueda de nuevas formas musicales y, como un artesano o maestro pintor, ha tomado como base el lienzo para ir dibujando las diferentes afinaciones que ha descubierto y aplicado al flamenco. En este su primer proyecto discográfico, que ha presentado este jueves junto a la SGAE, plasma al fin la constatación de que existe todo un nuevo mundo de sonoridades sorprendentes.
El acto de presentación, en el Café Casino de Sevilla, ha contado con la intervención del actor teatral Jesús Ventura ‘El Brujo’ y la nota musical la han puesto la colaboración musical al cante de Joaquina y Carmen Amaya, Las Peligro, que acompañaron con sus voces a El Pintor de Sonidos y el bailaor José Fernández, en la percusión. A su vez, y según se indica en nota de prensa, han estado acompañados durante el acto por los cantaores Remedios Amaya y María José Luna (Pellizco), que también han dado vida con sus voces a algunas de las composiciones del disco.
Bajo la producción ejecutiva y artística de su compañera, María Jesús Barragán, ‘Una meta en el camino. Afinaciones flamencas’ ha contado con la colaboración inestimable de artistas de la talla de Remedios Amaya, Tomás de Perrate, Los Makarines, Joaquina y Carmen Amaya (Las Peligro), Ramón Kilate, Antonio Caña (Maita vende cá), Manuela Cortés ‘La Frajuela’, María José Luna (Pellizco), al cante, así como un sinfín de colaboradores encabezados por José Fernández, Andrés Marín, Miguel Aragón, Gaspar Rodríguez o Daniel Jurado, Pepe Bao, Pablo Zapata, Fernando Lamadrid, Charly Cepeda, Antonio Moreno ‘Tacita’, Juan A. Moreno y Juan Carlos Toribio, entre otros profesionales y amigos.
El total, 17 temas componen este primer disco, basado en su investigación sobre las cuerdas flamencas. ‘Camino sin final’, ‘Voy buscando una vez más’, ‘Pueblos blancos’, ‘El poder de la palabra’, ‘Pensando en ti’, ‘Mirando adentro’, ‘De mí pa ti’, ‘Hablemos de la vida’, ‘El Barrio del Arenal’, ‘Laguna de Castellar’, ‘Mi poema para Alberti’, ‘Sólo sueño’, ‘Mi tierra’, ‘De sevilla al Castillo de Castellar’ o ‘Vientos de Poniente’ constatan el descubrimiento de nuevas sonoridades por parte de Nicasio Moreno, pionero y rupturista como ningún otro en el panorama del flamenco internacional.
Nacido en Algeciras (1957) pero criado en Sevilla, su padre, músico, le condujo hacia el mundo de la música desde pequeño. Tomó clases en el Conservatorio y con doce años empieza a estudiar guitarra clásica. Músico inquieto, aconsejado por su padre, cambia de instrumento y se inicia en el violonchelo, que lo cautiva.
A los 16 años se incorpora a la Orquesta Bética Filarmónica de Sevilla, fundada por el maestro Falla, pero ello no le impide continuar con sus inquietudes, alternando así el clásico con el jazz, el rock andaluz y el flamenco, al cante y al baile para multitud de artistas flamencos.
Es en 1998 cuando toma la decisión definitiva de abandonar la música clásica, marchando a Japón, empezando un periplo de viajes y actuaciones con su violonchelo por todo el mundo: Estados Unidos, Turquía, China, Japón, Francia, Italia, Rusia, Holanda, o Alemania.
Seguía trabajando y estudiando, guardando en sus ratos libres tiempo para la investigación con la guitarra flamenca y el violonchelo. Eso le llevó, a los 17 años, y en contra de todos los principios establecidos, a emanciparse de lo ortodoxo y buscar en la guitarra nuevas sonoridades, lográndolo años más tarde como resultado de una escasez económica que le obligó a tocar la guitarra con cinco cuerdas, e incluso con tres.
Aplicando tonalidades sonoras en las cuerdas de que disponía, modificando su afinación para suplir todas las posibilidades sonoras que ofrecen las seis cuerdas, descubre un mundo lleno de sonoridades sorprendentes. El resto de su experiencia profesional e investigadora lo ha llevado a unir sus avances con el violonchelo a los de las cuerdas de la guitarra: los ha aplicado al flamenco y asegura que pueden ser aplicadas también a cualquier género musical.
El trabajo que Nicasio presenta en este CD está basado en cinco nuevas afinaciones madres, de cada una de las cuales parten 12 afinaciones derivadas. Las cinco primarias, aplicadas a la guitarra, las ha bautizado con los nombres de La Templanza, Clavellina, Retama, Caracola y Terciopelo.
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