David Caveza de Baca inicia su andadura literaria (entrevista en el interior)

Este joven escritor ha emergido de repente en el panorama literario con una fuerza indomable para romper esquemas formales y existenciales. Escritos Caníbales, veintinueve relatos de difícil catalogación, es el primer hijo de esta “baca” salvaje. La apuesta valiente del novel reta al lector a desnudarse con él, en un duelo que persigue tomar una actitud crítica, feroz y activa sobre las bondades y miserias de la vida.

 “No recomiendo almorzar más de un escrito caníbal diario” entrevista a Caveza de Baca.

– Es su ópera prima. ¿Cómo surge la idea de escribir este libro?No es un plan preconcebido, intencional. Comencé a escribir como ejercicio personal, íntimo, por la necesidad de expresar, de plasmar mi visión particular de la existencia. Percibía que escribir amansaba mi mente, atribulada por los incomprensibles avatares de la vida. Dos de los escritos datan de hace unos años. Pero todos los demás, en un lapsus de seis meses fueron acumulándose como un contagio de cataratas incontrolable. Hasta que un día observé que un incienso sanguíneo los unía, como varios hermanos separados en la cuna materna, que se encuentran mucho tiempo después y se reconocen. Los acogí a todos en el mismo hogar, bajo mi delantal de padre arrepentido, en la casa del Caníbal.- ¿Estos relatos son autobiográficos, son historias reales?No voy a desvelar lo que es propio de lo que es ajeno. Pretendo carecer de protagonismo igual que una entrega anónima de 2 kilos de arroz Brillante a un comedor benéfico.- Habla con crudeza de sentimientos desnudos y rebeldía ante lo convencional. ¿Se trata de un ejercicio auto terapéutico o pretende, como dice en su prólogo y entroncando con su vertiente de psicólogo, “curar” al lector mediante estos relatos?Personalmente escribir estas historias me ha servido para gritar sobre el papel, trasladando rabia, amor, impotencias, ternura, obsesiones…, desde mi interior (donde os aseguro se debaten los combates más sangrientos), extirpándolos, para luego sembrarlos en la incredulidad del lector. Afirmo que me ha rebajado mi “fiebre” a unos niveles manejables. En esa línea considero las historias como “guiones de vivencias” que cualquier persona pueda protagonizar en aras a volcar sus emociones, lo que sin lugar a dudas es liberador, catártico, o, en definitiva, terapéutico.- La obra no deja indiferente, ¿ha querido provocar, llamar la atención?Provocar o llamar la atención en sí mismo es una botella vacía de tapón amnésico. Provoco como medio para que los lectores se planteen otra manera de entender la vida, sembrando en ellos el espíritu más crítico, rebelde, por encima de cualquier dogma o norma impuesta, para vivir con absoluta libertad: sin tabúes, sin pecados absurdos, sin miedo al qué dirán, o que los poderosos se enfaden, y sobre todo, sin sentimientos de culpa, que es la culpable de la pandemia de depresiones y angustias que asolan, como Atila, la hierba de Dios. Reniego, ¡detesto la manipulación!, que nos controlen como marionetas con bozales de perro.

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