En declaraciones realizadas por Blas Vives, secretario general de Faconauto al diario El Economista, dice que el 30% de los concesionarios no podrán sobrevivir con ese nuevo marco legal. Señala, también, su preocupación por la equiparación entre talleres oficiales e independientes, lamenta el libre acceso de los multimarca a la información técnica del constructor, cuestiona la solvencia técnica de los no oficiales y llega a afirmar que el futuro Reglamento “trata de promover el parasitismo” y que perjudica a todos, incluido el cliente final, menos al taller independiente.
Por Redacción Autoprofesional Blas Vives, secretario general de Faconauto.El derecho de los talleres independientes a reparar o el derecho de los automovilistas a elegir libremente taller no termina de gustar a la patronal española de los concesionarios. Al menos eso se desprende de las declaraciones realizadas por el secretario general de Faconauto, Blas Vives, al diario El Economista.
Luego de subrayar la importancia de la posventa para los concesionarios, la información indica que, según Vives, el 30% de éstos no podrán sobrevivir con el marco legal con el que Bruselas quiere sustituir el actual Reglamento 1400/2002. Esa cantidad de cierres representaría unos 45 mil despidos.
“Lo que más nos preocupa es que se equiparan los talleres no oficiales a los que cuentan con una concesión de la marca, obtenida gracias a cuantiosas y continuas inversiones”, afirma Vives. Y lo explica, esta vez, a través del periodista: “los talleres no oficiales tendrán acceso a información técnica, protocolos electrónicos y códigos de error de las marcas sin limitación y en igualdad de condiciones con los reparadores autorizados y, para mayor enfado de estos últimos, podrán realizar operaciones en garantía. Todo ello, sin necesidad de cumplir los mismo estándares impuestos por las marcas su red oficial”.
De manera que, prosigue la información, “los reparadores de las marcas se encontrarán fatalmente en una posición de agravio comparativo, porque, para tener acceso a estos datos, son obligados a invertir en carísimos cursos de formación -que en el caso de un técnico electrónico pueden llegar a costar 200.000 euros-, en equipos acordes a las exigencias de las marcas”.
“Esta situación perjudicará a todos, salvo a los talleres independientes: los clientes no tendrán ninguna ventaja de ella”, añade el secretario general de Faconauto. “No es lo mismo que te repare el coche una persona especializada en la electrónica de tu marca que una con conocimientos genéricos, por mucho que haya asistido a cursillos”. En definitiva, según Vives, “Este reglamento trata de promover el parasitismo”.