Se multiplican los barcos “cazatesoros” con base en Gibraltar ante la descoordinación española

 

Pie de imagen Imagen de las posiciones del Seaway Invincible entre el 30-XI y el 6-XII, según sus posiciones marcadas en el servicio APRS

TCAM/REDACCION

Tal y como publicaba ayer ABC, mientras los barcos cazatesoros acechan otra vez nuestras costas con la «ayuda» de Gibraltar, donde recalan, nuestras autoridades andan a la greña por competencias que nadie les cuestiona. Pero se olvida, o relega tal vez, lo único importante: la defensa del patrimonio.

Que la Armada expulse a un barco cazatesoros como hizo el pasado jueves con el «Seaway Invincible» y en la Secretaría de Estado de Cultura no lo supieran el viernes no es lo óptimo, desde luego. Es el síntoma más de una relación defectiva entre Defensa y Cultura que se arrastra desde hace años; este ha sido solo el último episodio. Pero es lo lógico cuando el famoso Libro Verde de la Arqueología Subacuática, editado por Cultura, ni mienta a la Armada en sus planes de futuro.

Ayuda de la Armada y la sociedad civilSin los profesionales del Ministerio de Cultura es imposible construir una política, pero sin los archivos de la Armada, donde se guarda la historia, y sin sus excelentes profesionales, no se podría ni haber armado la defensa del caso contra Odyssey en los tribunales americanos, como tampoco se habría logrado esa victoria sin la ayuda de la sociedad civil, los «héroes del caso Odyssey» que los lectores de ABC ya conocen.

Cultura no debe jugar al solitario con sus competenciasCultura tiene las competencias sobre patrimonio y nadie lo niega, y todos esperamos que lidere una política ambiciosa, al menos como la mexicana, para que nunca se vuelva a acusar a España de abandonar su patrimonio sumergido. Pero debe construirla con el concurso de todos los que pueden y quieren aportar su conocimiento y su impulso. No debe encerrarse a jugar al solitario con sus competencias.Codazos entre bastidoresCuando la sentencia de Odyssey se ejecutó y hubo que traer las monedas de vuelta a España, comenzó un lamentable espectáculo de roces, descortesías y codazos entre bastidores, de «olvidos» que debe terminar aquí y ahora. El patrimonio subacuático es un asunto importante, es más importante que cualquier querella interna, en la que un solo departamento debe ser capaz no de doblegar las iniciativas de los demás, sino de aprovecharlas y conducirlas al único fin relevante, que es aprovechar esa energía y la colaboración de todos para defender y divulgar el patrimonio.

Algunos consentían con permisos a OdysseyLa Armada quiere aportar sus valores y su historia, puesto que tiene un órgano cultural que ha ganado visibilidad durante la lucha de España contra los cazatesoros. No ha sido la lucha de un Ministerio y harán muy mal quienes quieran reducirla a eso. Mientras algunas instancias autonómicas y estatales que eran las «competentes» consentían permisos infumables, o miraban para otro lado y pedían a la prensa un silencio que más que a prudencia sonaba a vergüenza propia y ajena, la Armada se puso a ayudar desde el primer minuto.¿Qué fue del plan nacional?Pero a los arqueólogos les molestan los marinos, los consideran una injerencia intolerable y prefieren gastar gran energía contra su colaboración -¿no estuvo Andalucía a punto de impugnar el acuerdo del ministro César Antonio Molina con la Armada para empezar a trabajar?- una energía que ya podrían haber gastado contra los cazatesoros de Odyssey, por ejemplo, a los que solo les aplicaban silencio adminsitrativo.

Es necesario sumar a la Universidad, no hay ni una titulaciónHa llegado el momento de que se sienten todas las partes y negocien -todo lo que haya que tratar, incluso el precio del uso de los barcos militares-, de que hablen de lo que tienen que hablar, que es cómo construir, en tiempo de recortes, una idea, una política nacional de defensa del patrimonio subacuático que incluya también a la Universidad de una forma que no es la que ha tenido hasta ahora, ya que no existe ni siquiera una titulación específica.Países colaboradores e institucionesCuando el Plan Nacional del ministro Molina (que era un magnífico primer paso) parece papel mojado, es hora de que se exploren posibilidades y que la política sea digna de los barcos y los muertos de la primera navegación global de la historia. Una política que lance el mensaje universal de que nos interesa ese legado, que queremos colaborar con países y con instituciones que la hagan posible, más allá de personalismos, que convoque a los arqueólgos españoles -además de los que tienen cargo, a los que quieren trabajar y aprender- a una empresa en la que no puede haber más inmovilismo o vuelta a los vicios del pasado.

Un acuerdo con México promete ser la primera luzHay luces, como el inminente memorándum con México para colaborar, pero queda mucho, mucho, casi todo, por hacer. Hay que terminar con el secretismo y el egoísmo competencial. Otros países con menos historia nos llevan ya una vergonzosa ventaja. ¿A qué esperar? Mientras lo pensamos y llegamos a los acuerdos necesarios tal vez mejore la situación económica. Si esperamos a que mejore para empezar llegaremos tarde otra vez. Los cazatesoros lo saben y por eso vuelven a rondar por nuestras costas.El patrimonio subacuático es también un pilar de la Marca EspañaEs de esperar que en Cultura abran las puertas a una nueva era en este asunto, sin la timidez actual, porque son ellos quien deben liderarla. Y que los servidores públicos de todos los niveles cumplan su función que es, precisamente, servir a ese patrimonio y a la sociedad abierta que quiere que esa historia cuente en nuestro presente y nuestro futuro. Eso es también un pilar nuevo para la Marca España. Un país cuya aventura Atlántica sigue teniendo consecuencias. Estaríamos ciegos si no queremos verlas.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Noticias de hoy

Lo más leído