Desde el Tendido 5: como lo vi lo cuento. Duró tres horas: Los toros de Gavira se cargan el espectáculo

IAM

REDACCION

A la hora de ponernos a contarles lo  que vimos en la segunda de las corridas de Feria Algeciras, nos propusimos ser lo más suaves posible, pero las cosas hay que contarlas como son, y el resumen de lo que vi es el que sigue, que aun que parezca duro entiendo que incluso me he quedado corto.En la  Fiesta de Toros que así se llama, está demostrado que si  falla los que salen  por la puerta de toriles se derrumba todo el espectáculo. Y en la segunda  de Feria Algeciras los toros de Gavira les faltó de todo, hasta el punto de que si decimos que los seis deberían haber ido directamente de la dehesa al matadero no estamos exagerando, sino diciendo lo que se merecen seis toros a los que les faltó de todo. Un desastre de encierro, que con ligeros matices fueron toros justitos de trapío, sin fuerza, mansos de libro, parados, sin transmisión alguna, sin raza ni casta, gazapones y andarines, algunos con dificultades, mirones, sosos, rajados que se apagaban pronto, y que pese a la voluntad de los toreros, ya que lo que se llama torear, o sea, el  parar, templar y mandar vimos muy poco por no decir nada, convirtieron el espectáculo en tres horas interminables y tediosas de las que echan al público de las plazas, pese a lo cual se cortaron tres orejas que pudieron ser más si no fallan los aceros, con poco más de un cuarto de entrada en Las Palomas, en un ambiente verbenero con tómbola incluida más propio de una plaza de pueblo, de las portátiles. Qué pena de lo que era Las Palomas y a lo que ha llegado. Y esto no quiere decir que el que pasa por taquilla y alque en el mundo delk toros e llma el respetable, no tenga todo su derecho a expresar sus gustos, como tiene el que escribe a decir :¡ Qué pena de lo que era Las Palomas y a lo que ha llegado !

El presidente y las orejas

Al presidente, amigo y paisano, Paco Mejías que acató con el reglamento en las mano, las órdenes que pañuelos en mano le mandaban los espectadores, reprocharle, que si había tomado la decisión de no concederlo la oreja a Vega en su primerio se dejara coaccionar por el de las mulillas que usando del truco de no arrastrar el toro aumentaba con su acción punible  la presión  del público hasta que sacó el pañuelo blanco.

Padilla

No vimos la mejo versión de Padilla dado lo que tuvo delante, que no le sirvió ni en banderillas, que no transmitía nada que se paro, que no humillaba y que al final,  gazapeó y le costó lo suyo matarlo. En su segundo al que no banderilleó ( no es una obligación coger los palos en todos su toros, pero el que va a ver a  Padilla sabe a lo que va), el jerezano que por cierto tomó la alternativa en Las Palomas, supo buscarle las vueltas de cara al público, que estaba por la labor y cortó una  oreja.

El Fandi

Nadie con  argumentos puede negar que el granadino es el torero más honrado ya que da todas las tardes lo que lleva dentro,, toree donde toree. Y en Las Palomas lo volvió a demostrar, pero como sus compañeros de terna se topó con los infumables toros de Gavira. En su primerio nada con el capote ante la nula  colaboración del astado. Colocó cuatro calentando al ambiente con su facilidad de ver toro en todos sitios, para demostrar con la muleta sus limitaciones ante un toro que además se apagó rápido. Fandi que con la espada es un cañón, lo pasaportó de un bajonazo. En el quinto Gavira de la tarde,  faena inteligente, pródiga en adornos con series cortas hasta que el Gavira se apagó. Estocada. Oreja.

Salvador Vega

Era de los tres el que más se jugaba ya que era el que más necesita de triunfos en ferias que suenen, y lo tuvo en la mano si no falla con los aceros en su segundo. En su primero lucido con el capote a base de ponerlo todo él, para instrumentar una faena que no alcanzo cotas muy altas siempre estuvo por en encima del manso de Gavira que además no le duró. Oreja. En el que por fin cerraba plaza, Vega ante otro  manso con mucho que torear, el malagueño tragó y estuvo muy por encima del animal. Pinchó y perdió la oreja y con ella la salida a hombros. Antonio Rodríguez

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