Opiniones Migratorias. Por Rafael Fenoy

IAM/Redacción Las continuas llegadas de cientos de personas a diario a las costas españolas en este estrecho, tan estrecho, incluyendo rescates, recogidas en polideportivos, naves industriales improvisadamente  “adaptadas”, autobuses para aquí y para allá, declaraciones ministeriales de que esto ¡no está colapsado!, aprobación urgente de gasto gubernamental porque si lo está… etc, unidas al último asalto de los “600” a la valla de Ceuta, no paran de agitar las opiniones de millones de españoles. 

 

Se pueden, y se deben comprender, las circunstancias que obligan a millones de seres humanos a salir de su tierra, para buscar sencillamente una vida en paz y dignidad. Lo que no es posible asumir es que algunas personas utilicen la violencia. Porque el fin nunca justifica los medios. El ataque violento al personal de la Guardia Civil  que trabaja en la frontera no puede quedar sin una respuesta clara y contundente, ya que la violencia, sea en solitario o en “manada”,  no es aceptable. Y esto cuanto antes se entienda mejor. También algo tendrá que hacer Marruecos, que deja que se organicen estos asaltos en su territorio. Dicho esto quienes pacíficamente llegan a nuestras costas, jugándose la vida en más de una ocasión, deben recibir una respuesta humana.

Como es evidente que esos millones de seres humanos tienen derecho a vivir en su tierra urge instar al gobierno español y a los de la Unión Europea a que ejecuten urgentemente la ayuda directa a los pueblos sometidos a explotaciones y guerras. Los políticos europeos se pierden en un debate estéril sobre como acoger a unos miles de refugiados, cuando la avalancha de millones está asegurada si no se pone remedio a las causas que originan estos macabros éxodos. La raíz de tosa ellas  reside en la avaricia de las grandes compañías multinacionales que controlan las materias primas de esos territorios. España y la UE deben impedir a las grandes fortunas y bancos hacer negocios con estas multinacionales, proscribiéndolas, y de esta forma  paralizar buena parte de la corrupción política allí y hacer entonces posible la ayuda directa  a la reconstrucción de esos países, generando las condiciones de vida digna para sus habitantes y provocando el cese de esos inmensos flujos migratorios. Mientras tanto se impone la acogida a estos migrantes que alegres de llegar a la “tierra prometida” llaman a sus familiares y se hacen selfies. Hay quien afea esta alegría, posiblemente porque nunca haya tenido que sufrir este horrible viaje.

Por otro lado hay quienes critican que estos migrantes se busquen la vida, trabajando donde y como puedan, o que reciban ayudas para ellos y sus familias, como si esto supusiera un robo a los “nativos”, a los “autóctonos”, cuando de lo que se trata es que los de aquí y los de allí puedan ser socorridos en el instante oportuno. Porque quienes nos roban son de “aquí” y ricos, y no emigrantes y pobres. Quejarse de que otros reciben y uno no, exigiendo que no reciban, es la garantía de que nadie recibirá nada. Mejor unir las voces y exigir derechos para todos y todas.  Convendría ir migrando las opiniones.Fdo Rafael Fenoy Rico  

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