Fuera de la realidad.Por: Ángel Luis Jiménez

TCAM/REDACCION

Año nuevo, vida nueva. Dice este Gobierno que se acabaron los sueños, los grandes proyectos y las aspiraciones del pasado. Estamos en crisis. No hay dinero y hay que ser realista.

La aspiración de que cada capital de provincia tuviera un servicio de AVE, un aeropuerto y una universidad, ya no es posible. Y menos la provincia de Cádiz, que siempre aspiró a tener tres de cada. Una para Cádiz, otra para Jerez y otra para Algeciras. Ni antes, ni ahora era posible. España es el país de la Unión Europea que mayor número de capitales de provincia tiene unidas a la capital del Estado por una línea de alta velocidad. Pero si como dice este Gobierno el problema de España es la competitividad, entonces las inversiones en el AVE radial -todos salen y llegan de Madrid- son una aberración económica -su excesivo coste y el corto número de pasajeros-, y además tienen un diseño incompatible con el tráfico de mercancías. Pero lo más grave es que las prioridades habidas en las inversiones del AVE radial han postergando las inversiones en líneas ferroviarias de mercancías con origen y destino en los puertos españoles,  para conectarlos con los corredores europeos, como ocurre con el Puerto de Algeciras. Ahora, dicen que el corredor ferroviario del Mediterráneo, desde Algeciras a Portbou, no estará operativo hasta el 2020. Sin embargo, hoy (8 de enero) Rajoy inaugurará la nueva línea del AVE de Barcelona a Gerona. Estas singularidades españolas obedecen esencialmente a objetivos políticos y administrativos de este y anteriores Gobiernos, y no a razones económicas o comerciales. Así que, con urgencia necesitamos cambiar prioridades y esas singularidades políticas de carácter centralista. En estos momentos, necesitamos dar respuestas a los problemas que realmente nos preocupan a todos los españoles como crear empleo a través de la eficiencia, la competitividad y el crecimiento. Por eso, cuando el Gobierno nos anuncia nuevos recortes públicos, deberíamos pensar en la denominaba “selección de sacrificios” de la depresión de los años treinta. Porque no es lo mismo, por ejemplo,  aplazar la construcción de una nueva línea de AVE, que dejar sin formación ni empleo a decenas de miles de jóvenes a los que será casi imposible recuperar una vez que se sitúen fuera del circuito de integración. Pero, lo que debe quedar muy claro para cualquier persona sensata es que con o sin singularidades, hemos vivido fuera de la realidad y a nuestros gobernantes les ha faltado  sentido común, que es el más común de los sentidos. 

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