La saturación crónica de la A-7 colapsa el tráfico en el campo de Gibraltar

La autovía A-7 ha vuelto a evidenciar este martes su grave deterioro funcional después de que un camión volcara en el kilómetro 1114, en sentido San Roque, generando largas retenciones que alcanzaron el túnel del acceso norte a Algeciras. El incidente reabrió el debate sobre la situación “absolutamente insostenible” de esta vía, tal y como denunció el alcalde de Algeciras, José Ignacio Landaluce.

El primer edil insistió en que la A-7 “está al límite de su capacidad” y que cada nuevo siniestro confirma “la urgencia de actuar sobre una infraestructura saturada, peligrosa y claramente insuficiente”. Según subrayó, los atascos derivados del vuelco “vuelven a paralizar la movilidad del Campo de Gibraltar y ponen en riesgo a miles de conductores”.

La situación, sin embargo, va más allá de un accidente puntual. El tramo que conecta Algeciras, Los Barrios y San Roque soporta un volumen de tráfico muy superior al previsto, especialmente por la presencia diaria de vehículos pesados, desplazamientos laborales y transporte vinculado al Puerto de Algeciras. Esta presión constante convierte la autovía en una vía extremadamente vulnerable: cualquier incidencia —por mínima que sea— provoca un colapso inmediato.

A ello se suma la existencia de puntos críticos sin resolver, como el túnel del acceso norte, que actúa como un embudo cuando se producen retenciones, y la falta de un tercer carril por sentido, que limita la capacidad de maniobra y gestión del tráfico lento. La ausencia de alternativas viarias reales agrava el problema: cuando la A-7 se bloquea, toda la comarca se detiene.

Las consecuencias de esta saturación se dejan sentir a nivel social, económico y de seguridad vial. Los atascos recurrentes afectan a trabajadores, estudiantes y servicios públicos; ralentizan el transporte de mercancías en una zona estratégica para la logística internacional; y aumentan la siniestralidad, al generar situaciones de estrés, maniobras arriesgadas y cadenas de colisiones por alcance. Además, los vecinos del Campo de Gibraltar ven empeorada su calidad de vida, con desplazamientos cada vez más imprevisibles y un incremento de la contaminación derivada de los vehículos detenidos.

Ante esta realidad, Landaluce reiteró la necesidad de acometer una ampliación urgente de la capacidad de la autovía, incluyendo la construcción del tercer carril en ambos sentidos y del segundo túnel en el acceso norte. Para el alcalde, estas actuaciones son “imprescindibles para reducir la siniestralidad, evitar colapsos y garantizar un tráfico fluido”.

El regidor trasladó su apoyo al conductor afectado por el vuelco, deseando que no existan daños personales graves, y advirtió que “cada uno de estos accidentes tiene consecuencias reales para familias, empresas y trabajadores de toda la comarca”. Por ello, reclamó al Gobierno que actúe “de manera inmediata, antes de que tengamos que lamentar una tragedia aún mayor”.

“La situación de la A-7 no es solo un problema de infraestructura”, concluyó Landaluce, “es una cuestión de seguridad, de movilidad y de calidad de vida para toda nuestra gente”.

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