Hace mucho, mucho tiempo, en un lugar del sur llamado Algeciras vivía un señor alto, con un gran bigote y voz grave. A pesar de su aspecto serio, Paco, que así se llamaba, era una persona amable con sus vecinos, siempre trataba de ayudarles, todos le querían. A Paco le gustaba caminar cada día por las calles de su barrio, charlaba con la gente, se sentaba en el parque y leía la prensa.
Su época del año favorita era sin duda la Navidad, le encantaban las pequeñas lucecitas que brillaban por las calles, y los villancicos y ver a los niños ilusionados jugando en las calles. Pero un día, en su regreso a casa, escuchó algo, era un ruido extraño que provenía de un callejón frío y oscuro. Aunque Paco era grande y parecía fuerte, en ese momento se asustó. Tras unos segundos sin saber qué hacer se llenó de valentía y decidió entrar en aquel lugar para ver que pasaba.
Nada más acercarse se escuchó:
– “¡Ayuda, ayudadnos! Por favor buen hombre, ayúdenos”.
En ese momento sucedió la magia, las personas que pedían ayuda eran nada más y nada menos que sus majestades los Reyes de Oriente.
– ¿Qué ha pasado? Preguntó él.
– Ayúdenos buen hombre, a veces nos es difícil conocer todas las ciudades del mundo y nos hemos quedado aquí encerrados. Aún nos quedan muchas casas por visitar y necesitamos llegar a todos los niños de la ciudad.
Paco entendió que su ayuda era muy importante y con ayuda de unas herramientas logró abrir la cerradura de aquella puerta que los había dejado encerrados en aquel callejón frío. Sus majestades estaban tan agradecidos que de repente, Baltasar le preguntó a Paco:
– ¿Que quieres recibir estas Navidades, buen hombre?
Sin saber bien qué responder, Paco dijo;
– quiero que la felicidad llegue a todas las calles de mi barriada y que todos los niñ@s cumplan sus deseos.
Los Reyes, en agradecimiento construyeron un parque infantil con su nombre al final de la avenida Italia, e hicieron aparecer un bastón mágico y un libro de los deseos.
Con esto, Paco, a partir de hoy serás nuestro guía para hacer llegar y cumplir los sueños de todos los niñ@s de San José Artesano.
– Todo lo que escribas en este libro se hará realidad. Dijo Melchor.
– ¿Y el Bastón? ¿Puedo regalárselo a alguien que le cueste caminar?, pregunto Paco, con curiosidad.
– El bastón elige a su dueño, y solo concede poderes a aquel que lo merezca, contesto Melchor.
– Y a partir de ahora, dijo Gaspar, todos los años enviaremos a nuestro Cartero Real para asegurar que todas las cartas de l@s pequeños nos lleguen a tiempo.
Paco estaba muy feliz, sabía que podría ayudar a muchos niños de su barrio.
Desde ese día, cada Navidad, Paco escribía en el libro de los deseos todos los sueños que le traían los niños. Y sus majestades los Reyes Magos, siempre cumplían todos y cada uno de ellos.
El parque infantil con el nombre de Paco Soler se convirtió en el lugar favorito de los niños de la barriada. Allí jugaban y se divertían, y siempre tenían presente que en algún lugar, un hombre bueno se encargaba de hacer realidad sus sueños.
Feliz día de Reyes para todos!
3 respuestas
Que preciosa historia! Ojala ese parque brille algún dia y se cumplan sus deseos.
Preciosa 😍😍😍 muy bonita historia .
Conociendoló bien, esta historia te llega hondo. Como dice un amigo mío “te toca la patata”.
Paco, era el afectuoso padre de tres hijos. Pero también tuvo muchos sobrinos que lo adoraban. Se le daba bien babar ponerse a la altura de ellos y se ganaba rápidamente la simpatía la simpatía de los niños. Tenía un Don…
Cogía la calderilla que tenía en los bolsillos y la tiraba al aire. Te hacía volar… Ahora pienso que, seguramente él nunca olvidó al niño que todos llevamos dentro.
La edad más pura, real y noble del ser humano.
Parafraseando a Cervantes: “Un padre para cien hijos antes que cien hijos para un padre.”
Quizás
PD: ¿Qué ha sido del parque?
Ya no vivo en Algeciras