Según el PSOE, el alcalde, junto a otros compañeros de su partido y del Partido Andalucista, decidió con su voto la construcción de varios parkings subterráneos en Algeciras, entre ellos el de La Escalinata.
Seguimos en el suma y sigue de una factura millonaria para los algecireños, tanto económica como en perjuicios urbanísticos. Es la herencia de una época en la que José Ignacio Landaluce cogobernó con los andalucistas, cuando el patrimonio de los algecireños se esquilmó para favorecer intereses urbanísticos privados y particulares, lamenta el viceportavoz municipal socialista, Fernando Silva.
El caso Escalinata no está ni mucho menos cerrado, aunque ahora estamos conociendo el grueso de los costes a las arcas municipales. Y ni siquiera le hemos escuchado a Landaluce pedir perdón. Al contrario, señala a otros, cuando él fue uno de los dos principales impulsores de la construcción de aparcamientos subterráneos en suelo público, recuerda Fernando Silva.
Queda por afrontar el pago de 1,3 millones de euros a los vecinos en concepto por indemnización, que tendrá que asumir en exclusiva el Ayuntamiento porque también quedan en falsas promesas lo que decía el PP, que parte de esta factura la pagaría el concesionario del párking o las aseguradoras. Como queda también por ver cómo se resuelve finalmente la relación con la propia empresa concesionaria, que reclama daños y perjuicios y que también acumuló años sin pagar el coste de la concesión, como demostró el PSOE en su momento.
La Escalinata no es el único daño urbanístico de aquella década del PP y PA gobernando el Ayuntamiento. Hoy vemos que se levantan pisos delante de instalaciones públicas como los centros documental y universitario en la avenida Capitán Ontañón, y que se ha tenido que compensar también a una empresa privada con parte de un solar delante de la Escuela de Artes y Oficios, señala el viceportavoz municipal socialista.
Landaluce le debe a Algeciras explicaciones y asumir sus responsabilidades políticas, pero prefiere actuar con un cinismo político constante y un desprecio a los intereses generales de los algecireños, concluye Fernando Silva.