“En el contexto de los 50.000 trabajadores transfronterizos que entran en Gibraltar, y en el contexto de la realidad económica y geográfica de los ciudadanos de Gibraltar”, es imprescindible “fluidez en la frontera” con España, esgrimió Picardo en respuesta a las preguntas de los miembros del Comité para la Unión Europea de la Cámara Alta.
Subrayó asimismo que el acuerdo alcanzado el 31 de diciembre, horas antes de que el Reino Unido abandonara definitivamente la UE, no supone cambio alguno respecto a la “soberanía” o la “jurisdicción” de Gibraltar.
“Durante mucho tiempo hemos deseado un futuro distinto respecto a nuestra relación con España. Queremos que sea una relación de amistad y cooperación entre vecinos. Por supuesto, ese concepto de vecinos implica que las dos entidades son distintas y continuarán siendo distintas”, subrayó.
Negociación en marcha
El preacuerdo establece los principios para que el Peñón se integre en el área Schengen de libre circulación de personas, así como en ciertos ámbitos de la política comercial comunitaria para facilitar el paso de mercancías.
El pacto no es definitivo, sino que marca las directrices para que la Comisión Europea negocie un tratado definitivo con el Reino Unido en base a los términos a los que España ha dado su visto bueno.
Picardo espera que el texto final pueda estar listo en seis meses, si bien advirtió que tanto los plazos como algunos aspectos negociados con España pueden variar en función de los puntos de vista del Ejecutivo comunitario.
Una vez el pacto sea firme, Picardo espera que el Parlamento de Gibraltar otorgue su visto bueno a los cambios legales necesarios, en particular a aquellos que afectarán a la inmigración y el comercio de mercancías.
“Si alguna parte de esos arreglos afectara al estatus constitucional de Gibraltar, lo cuál no está previsto en absoluto”, esos cambios “deberían ser sometidos a un referéndum”, indicó.
“Esta es una negociación en marcha”, admitió el ministro principal, cuyo “propósito” es “suprimir los controles aduaneros entre Gibraltar y la Europa continental”.
Evitar fricciones en la frontera
Integrarse en la unión aduanera comunitaria sería una solución “sencilla” para reducir fricciones, comentó Picardo, que advirtió sin embargo que en el Peñón apenas se producen bienes, dado que su economía se basa en los servicios, por lo que sería preferible un “arreglo a medida” que permita a Gibraltar integrarse tan solo en ciertas partes de la política comercial común.
El ministro principal celebró que el principio de acuerdo alcanzado con España ha permitido evitar las peores consecuencias que habría tenido el Brexit si no se hubiera firmado ese documento en el último momento.
“Estoy encantado de informarles de que los cruces en la frontera no parecen haber sufrido de la manera que podrían haberlo hecho con un Brexit duro”, explicó a los miembros de la Cámara de los Lores.
“El 96 % de nosotros (los gibraltareños), incluido yo mismo, votamos por permanecer en la Unión Europea, pero si hay alguna cosa que nos hace británicos es nuestro respeto por las decisiones democráticas”, recalcó Picardo durante su intervención.