Para este pequeño enclave de 6,2 km2, situado en el extremo sur de la península ibérica, la fluidez del tráfico en su única frontera terrestre, con España, es crucial.
Estas declaraciones del ministro principal se producen cuando faltan menos de dos semanas para el Brexit. El 1 de febrero comenzará un período de transición de 11 meses, durante el cual Londres y la UE tendrán que negociar el futuro de sus relaciones.
“Hemos hablado de esto antes del Brexit”, declaró Picardo, “sobre la posibilidad de que Gibraltar entre en el espacio Schengen”, una zona de 26 países, cuatro de los cuales no forman parte de la UE, en los que los viajeros pueden circular sin pasaportes.
El Reino Unido nunca quiso entrar en el espacio Schengen, pero si Gibraltar lo hace “sería positivo”, estimó el ministro principal. “¿Tiene sentido para la UE que 2,5 millas cuadradas en el extremo sur de la península no sean accesibles para los ciudadanos europeos? No lo creo”, dijo
Un paso sin obstáculos por esta frontera también interesa a los 30.000 habitantes del enclave y a los españoles que trabajan en Gibraltar. Cerca de 14.000 trabajadores, en su gran mayoría españoles, pero también de otras nacionalidades, cruzan la frontera cada día, a pie o en automóvil, para ir a trabajar a Gibraltar, donde el desempleo es igual a cero.
Entre estos trabajadores hay 2.500 británicos que viven en España debido a los bajos precios de la vivienda y cruzan también el puesto fronterizo antes de atravezar la pista del aeropuerto construida sobre un istmo que une Gibraltar con España.
“Otros microEstados europeos disfrutan de la libertad de circulación en Schengen, aunque no están plenamente integrados en el sistema de intercambio de información”, continuó Picardo. “Todo ello se tomará en cuenta en las negociaciones que se inicien”. Liechtenstein, por ejemplo, es un microestado miembro asociado del espacio Schengen.
El ministro principal minimizó el riesgo de que Madrid ejerza presión en las negociaciones retrasando el paso a través de controles reforzados en la frontera, cuando ni Gibraltar ni Londres podrán recurrir a la Unión Europea.
En 2013, una controversia sobre las aguas territoriales provocó graves atascos en la frontera durante meses, hasta que Bruselas intervino.
“Cualquier ciudadano europeo que cruce la frontera podrá quejarse a la Comisión o al Tribunal de Justicia de la UE si hay retrasos exagerados”, aseguró. “La gestión de esta frontera por España debe hacerse respetando las normas europeas porque es un acceso al espacio Schengen”, agregó.
España cedió Gibraltar a Gran Bretaña en 1713, pero reivindica la restitución del territorio y el conflicto ha estado marcado por presiones en la frontera.
En 1969, el dictador Francisco Franco cerró la frontera e impuso un bloqueo que no se levantó totalmente hasta 1985, cuando España preparaba su entrada en la UE, que concretó un año después.
Desde que los británicos votaron en 2016 a favor de salir de la UE, España reformuló su propuesta de compartir la soberanía sobre Gibraltar entre Madrid y Londres. Sin embargo, los gibraltareños, que rechazaron la idea en un referéndum celebrado en noviembre de 2002, siguen negándose a ello.
Picardo se mostró optimista sobre las relaciones con el nuevo gobierno de coalición de izquierda en Madrid y dijo que el jefe de gobierno socialista, Pedro Sánchez, expresó el deseo de “ir más allá de las eternas disputas sobre la soberanía, para ver cómo mejorar la situación económica en la región”.