En el salón Cádiz, el mismo donde el ex comisario Ángel Lozano Márquez recibió en 2013 la Medalla al Mérito de la Ciudad, un grupo de luchadores antifranquistas que fueron torturados por él recibieron el aplauso y el cariño de todos los asistentes al acto. El presidente del foro, Andrés Rebolledo Barreno, le entregó a cada uno un cuadro con una ilustración de Andrés Vázquez de Sola en la que, bajo una caricatura de Federico García Lorca, se puede leer: A José Ortega Ortega, que siguió luchando por la libertad pese a sufrir en carne propia las zarpas del fascismo. Con el afecto y la admiración del Foro por la Memoria del Campo de Gibraltar. Idéntico regalo pero con la dedicatoria a su nombre recogieron Juan Reyes Romero y Manuel Rodríguez Cabeza. El primero, ex militante del PSOE, fue detenido pocos días después de que en abril de 1975 fuese desarticulada una célula del PCE que operaba en el Campo de Gibraltar, en la que además de José Ortega fueron detenidos Cristóbal Mateo Gómez, José Llaves Bernal, Alberto Jover Rueda, Jacinto Domínguez, Andrés Barrachina y Andrés Martín Díaz. Todos ellos fueron torturados en la comisaría de La Línea por miembros de la Brigada Político Social, entre ellos el que luego sería comisario, Lozano Márquez. Manuel Rodríguez Cabeza fue militante de Unidad de Izquierdas Andaluza y fue detenido, torturado en la comisaría linense y encarcelado en más de una ocasión entre 1966 y 1975. También recogieron el cuadro con la dedicatoria Francisco González Deleito, ex militante del PCE, que pudo huir a Francia poco antes de su detención en aquella misma operación policial; y Manuel Sánchez, que lo hizo en nombre de José Vázquez Jareño, militante de la CNT ya fallecido que fue torturado en varias ocasiones en la comisaría de La Línea. El foro se está encargando de hacer llegar el mismo regalo a los familiares del resto de los arriba citados que ya han muerto o a quienes no pudieron asistir al acto. Felipe López Agüera y José María Ayala, directivos del foro, hicieron la introducción del homenaje. Ayala explicó que la nueva ley andaluza de Memoria Histórica y Democrática, recientemente aprobada, establece como periodo de memoria los años que van desde 1936 a 1982 y que el franquismo fue un régimen ilegal y criminal en su origen, surgido de un golpe de Estado contra un Gobierno democrático y constitucional. “La Ley, no el Foro por la Memoria ni los republicanos que nos reunimos en San Roque o La Línea cada 14 de abril, la ley, insisto, dice que el franquismo cometió crímenes de lesa humanidad que no prescriben y que son perseguibles por la justicia universal porque fueron planificados y ejecutados desde el poder político militar de forma sistemática y a gran escala”, dijo. “Es decir, quienes fusilaron a personas inocentes en los muros del cementerio en 1936 y quienes torturaron en las comisarías o en los cuartelillos, todos ellos, forman parte de la maquinaria fascista, contribuyeron al mismo plan genocida que puso en marcha el franquismo con una matanza fundacional en 1936, pero que siguió funcionando hasta la muerte de Franco, por ejemplo, con el asesinato de los cinco fusilados en septiembre de 1975”, agregó.Ayala afirmó que todas las personas que lucharon contra el franquismo y por la libertad en aquellos años finales de la dictadura se merecen el respeto y el reconocimiento de la sociedad. “A todos los que estáis aquí hoy y a toda le gente que luchó en aquellos años os hacemos un llamamiento para que os unáis al foro o colaboréis con nosotros en esa tarea de recuperación de vuestra memoria, que es la nuestra. A todos, muchas gracias. Lo que hicisteis entonces deben también conocerlo nuestros hijos y nietos”, concluyó.Felipe López recordó lo sucedido a José Ortega, que no solo fue torturado en 1975 sino que en 2014 fue denunciado por injurias y calumnias por el policía que lo torturó después de que un periódico publicara una carta suya en la que criticaba que el Ayuntamiento socialista de La Línea le diera una distinción a un policía que había sido un torturador franquista. Felipe López relató las circunstancias en que Ortega fue detenido, lo que sufrieron él y sus compañeros en la comisaría de La Línea , y sobre todo lo ocurrido con José Llaves Bernal, quien se llevó la peor parte: “Le hicieron de todo”, recordó. “Lo tendían en el suelo, lo tapaban con un saco, le echaban agua, le pegaban, todas las torturas más duras. Acabó destrozado. El hombre perdió la cabeza de tanto sufrir y lo mandaron al psiquiátrico del penal de El Puerto de Santa María. Allí estuvo bastante tiempo encerrado y tardó por lo menos dos o tres años en curarse”, añadió el secretario del foro.Felipe explicó luego que en abril de 2016 José Ortega recibió en su casa de Algeciras una carta del juzgado. Tenía que declarar ante el juez porque en 2014 el policía que lo torturó lo había denunciado por injurias y calumnias. El juez acabó archivando el caso, pero este año Pepe ha vuelto a recibir otra carta. La Audiencia Provincial le decía que desestimaba el recurso que había presentado el comisario y que confirmaba el archivo de la causa.“¿En qué país vivimos? ¿Cómo es posible que las víctimas del franquismo sean denunciadas por sus verdugos? ¿Cómo es posible que se le entreguen distinciones a los verdugos y no a las víctimas? ¿Cómo hemos llegado hasta aquí? ¿Cómo ha sido posible esta amnesia colectiva? ¿Por qué en La Línea ninguno de nosotros levantó la voz para recordar el pasado de ese señor? ¿Tenemos miedo todavía, o es que realmente el lavado de cerebro que promueven los herederos de la maquinaria franquista ha funcionado tan bien?”. Fueron las preguntas formuladas por Felipe en su discurso. Luego dijo que el foro tiene los testimonios grabados de hasta cuatro detenidos en las mismas fechas que Pepe Ortega, que narran las torturas a las que fueron sometidos por el entonces miembro de la brigada franquista y otros policías torturadores. Explicó que el foro presentó el pasado mes de marzo un escrito en el ayuntamiento para que se le retire la medalla al ex comisario. “Le decíamos al alcalde y los concejales en el escrito que ponemos las grabaciones a su disposición para que sepan mejor lo que pasaba en esta ciudad cuando el franquismo agonizaba. Todavía no nos las han pedido. El alcalde solo nos ha enviado un escrito diciendo que no se cumplen los requisitos del reglamento de nombramientos y distinciones para quitarle la medalla a Ángel Lozano”, añadió. Felipe López dijo que el foro va a seguir insistiendo y llevará el asunto a la vía judicial, si es necesario. “Se lo debemos a Pepe, a sus compañeros, algunos de ellos ya fallecidos, a todos los que sufrieron persecución, cárcel o tortura, y nos lo debemos a nosotros mismos y a nuestros hijos. Por higiene mental, por salud democrática y por un imperativo moral y político”, explicó. Vino luego el momento del homenaje en sí. Al hacer entrega de la ilustración a José Ortega, Andrés Rebolledo afirmó: “Tú historia ya la hemos escuchado aquí, José. Poco más puedo añadir. Solo que muchas gracias por no haberte rendido nunca y por seguir en la pelea por un mundo mejor”. De Juan Reyes dijo que es mitad linense y mitad alcalaíno, militante del Partido Socialista desde 1973, y que fue detenido cuando tenía 25 años, trabajaba para refinería como montador y estaba recién casado. “Tras ser detenido, torturado, encarcelado y liberado, su mujer, que había sido presionada por la policía, le dijo que tenía que elegir entre la política y ella”, explicó Rebolledo y continuó. “Juan le respondió: Ahora que he pasado lo que he pasado es cuando más seguro estoy de que tengo que seguir luchando para acabar con la dictadura. El matrimonio se separó pero al cabo de unos meses volvieron a estar juntos. Y hasta hoy. Cuando Juan supo de la denuncia del comisario contra José Ortega nos llamó y dijo: A mí también me torturó. Si os hace falta un testigo para defender a Pepe, aquí estoy. Juan, muchas gracias por todo, por tu valentía entonces y por tu colaboración hoy. Rebolledo contó luego algunos episodios vividos por Manuel Rodríguez: “Es hijo de pescadores de La Atunara y nieto de un dirigente sindical de la CNT. Peón de albañil desde los doce años y yesero desde los catorce, Manuel asistía desde los quince años a reuniones políticas clandestinas en La Línea que organizaba Cosme, un viejo republicano que emigró luego a Brasil. Con 16 años se afilió a la Unidad de Izquierdas Andaluza y con esa edad fue detenido por primera vez en 1966”. Y luego añadió: “Ya entonces fue torturado en las comisarías de La Línea y Algeciras y en la cárcel de esta ciudad, donde estuvo seis meses preso. En el 68 fue detenido en la calle Real por los policías Lozano y Puerta. Vieron que tenía tinta en las manos, señal de haber estado imprimiendo propaganda, y en medio de la calle le dieron patadas y porrazos sin parar hasta que perdió el conocimiento. Aún inconsciente lo dejaron tirado en la puerta del hospital de la Cruz Roja. Episodios como éste vivió Manuel en los años siguientes y aún tiene en su cuerpo las cicatrices de las torturas recibidas. Manuel vive hoy tranquilo en San Roque, pero no ha olvidado lo que pasó en su juventud. Manuel, este regalo no puede compensar tanto sufrimiento, pero por lo menos recibe nuestro apoyo y admiración”.El homenaje se completó con un montaje audiovisual sobre los últimos años de la dictadura y la transición en el Campo de Gibraltar. Eran fotos en su mayor parte procedentes del Archivo de Miguel Ángel del Águila, fotógrafo y reportero gráfico de Algeciras en los periódicos Sol de España, Sur de Málaga, ABC de Sevilla, Área y la agencia EFE. Victoria Guerrero, la que fue su mujer en aquellos años, cedió desinteresadamente la mayor parte de las fotos que se vieron en el acto. Al final del audiovisual apareció un listado de hombres y mujeres de todas las organizaciones políticas y sindicales que lucharon en aquellos años contra la dictadura.El homenaje terminó con la proyección del documental El día que murió Caparrós, una película hecha en 2014 que cuenta la historia de Manuel José García Caparrós, el joven malagueño de 18 años que fue asesinado por un disparo de un policía en la manifestación del 4 de diciembre de 1977 en Málaga, en la que unas 150.000 personas reclamaban la autonomía para Andalucía.