Que en Algeciras, una ciudad con más de 16.000 parados se convoque una manifestación contra el paro y solamente acudan a la misma alrededor de treinta personas da mucho que pensar, y más todavía cuando la manifestación la convoca un grupo de parados. Según la Constitución, el sindicato es “la organización que defiende los intereses de los trabajadores”. Y partiendo de aquí y dada la labor que han realizado a través de la historia (desde que en el año 1888, a las 10’30 horas del 12 de agosto, veintiséis hombres tomaban asiento en el salón del Círculo Socialista ubicado en la calle Tallers, 29, de Barcelona, para iniciar el Primer Congreso Nacional Obrero), está claro que si los sindicatos no existieran habría que inventarlos y además deprisa pues sin ellos la clase obrera estaría a merced de la otra parte, la empresarial. Pero los tiempos cambian, y la labor y la credibilidad de los sindicatos está puesta en cuestión debido a las subvenciones que reciben, sus liberados y otros privilegios que han hecho que su fuerza no es ni sombra de la que era en una España azotada por la crisis y con unas cifras del paro que aterrorizan: ¿piensa que la labor y la credibilidad de los sindicatos está a la altura de las cifras del paro?