En imagen tienen a Antonio Morfeno en la sala principal de su biblioteca de la calle Las Huertas. Por allí y en los dos cuartos anexos, sucesivas generaciones de algecireños, sin distinción de edad, sexo, credo religioso y hasta condición social, fuimos pasando para cambiar nuestros tebeos: El Guerrero del Antifaz; Roberto Alcazar y Pedrín…).
También había trueque de novela, desde don César de Echague y Acevedo, más conocido como “El Coyote”, a Las de Corin Tellado, sin que te fueras de vacío si lo que buscabas era Federico García Lorca o Machado.
Antonio, aunque parezca lo contrario por lo que se ve en la imagen, lo tenía todo controlado y a mano como lo tuviera todo informatizado en una época en la que la informática era ciencia ficción. Antonio que no era muy dado a contar chistes ni incluso era de sonrisa fácil, si aconsejaba e ilustraba a su fiel clientela que pasaba de padres a hijos. Allí en lo de Antonio, entrabas a ver, sin saber incluso lo que buscabas o querías, y al final salías con ello en la mano, lo habías encontrado.