El Ayuntamiento sabía desde hace casi diez años que las palmeras estaban en peligro por el picudo rojo, el tratamiento 280 € año

“Tratamiento hay y se avisó con tiempo”, explica Blanco, pero no se tomaron las medidas oportunas. Para este ingeniero agrónomo, las causas son “desconocimiento, mala coordinación o mala gestión de los residuos, es decir, desidia”. Lo cierto es que gran parte de las palmeras de la ciudad ya han sido taladas y “aún no se ha acabado, ya que hay muchísimas infectadas”. Además, en un principio existía una partida económica destinada a las palmeras infectadas, pero “esta ayuda ya finalizó”.

Las previsiones no son nada optimistas. “En el Cristina no va a quedar ni una sola palmera y en la Plaza Alta hay cuatro casi centenarias que están infectadas, aunque aún no han llegado a la fase aguda. Se han perdido en el Rinconcillo, Fuerzas Armadas, San García, Pelayo y son incontables las de los chalets privados”, lamenta Blanco.

José Blanco contactó en el año 2000 con algunos compañeros que ya trabajaban en el problema. En Almería conoció al entomólogo Tomás Escobar que afirmaba ya entonces que la plaga del picudo rojo “iba a ser importante”. La situación coincide con la derogación en 2000 por parte del Ministerio de Agricultura de una orden de 1996 que prohibía la importación de palmeras y cocoteros donde existiera la plaga.

“La importación tan brutal de palmeras infectadas ha ido unida a la especulación urbanística”, explica Blanco. La mayor parte “eran importadas de Egipto, quedaban un tiempo en Italia y de allí venían a España, aunque a veces llegaban directamente. Estamos hablando de decenas de miles de ejemplares”. La plaga comenzó en 1760 por Sri Lanka y de ahí pasó a la India. Ya en 1900 estaba en Filipinas y luego llegó a Egipto y Yemen.

El picudo rojo ataca a unas 18 especies de palmeras y cocoteros. Los primeros síntomas se detectaron en el año 2000 pero no es hasta 2004 cuando se empieza a hacer una valoración y se hace público que la plaga ya ha afectado gravemente al Levante y Andalucía.

Blanco apunta que para salvarlas “había que haber hecho una política integrada” y prestar especial atención al tratamiento de los restos de las palmeras afectadas. “Deberían haberse localizado los focos antes”, pero en Algeciras este proceso se comenzó a realizar “a partir de 2007”. En esta fecha entró en vigor la obligación de que todas las palmeras que entren en España lo hagan con el carnet fitosanitario o fitopatológico que demuestre que están exentas de enfermedad y tratadas.

El picudo rojo es un insecto que tiene dos generaciones al año en nuestra zona. La hembra pone cada 180 días unos 300 huevos de los se pierde el 20 %. Con todo, son muy prolíficos y la temperatura y humedad que encuentran aquí son las óptimas para su desarrollo. El insecto, de la familia de los coleópteros, tiene muy poca capacidad de movilidad, apenas un kilómetro y medio y vuela a pequeños saltos.

Esta plaga ataca el peciolo de la hoja y ésta cae. “Son hojas grandes y le pueden hacer daño a la gente”, señala Blanco. También afecta al espíteto que es el corazón de la palmera, lo degrada y ejemplar termina muriendo. El tratamiento consiste en inyectar una sustancia cada 30 centímetros del tronco.

“A mí me da mucha pena el tema de las palmeras casi centenarias, los troncos estaban perfectos. Pueden vivir más de 200 años sin problemas”, explica José Blanco. Y es que, en origen, el picudo rojo es necesario para la degradación de una palmera enferma y es bueno para la renovación natural. Atacan a los ejemplares degradados y dan lugar a uno nuevo. Sin embargo, “aquí están fuera de su entorno natural y ellos mismos buscan su supervivencia atacando a ejemplares sanos”, señala.

Blanco rebate también un argumento que utilizan los políticos para justificarse. “Afirman que la plaga es consecuencia del cambio climático, pero eso es mentira. Existe desde 1760, que se tenga constancia”.

Ciudades como Elche o Los Barrios han salvado su palmeral. “En Elche por ejemplo se contrató al entomólogo Michelle Ferry y allí sólo se cortaron sólo algunas pero se amortiguó la plaga”, explica Blanco. “No entiendo cómo Los Barrios no ha talado ni una sola palmera y en Algeciras se han perdido todas, y encima sabiéndolo desde el año 2000”.

José Blanco lamenta profundamente la situación. “Cuando entraba por el Cristina me quedaba maravillado de ver el palmeral. Ahora miro hacia otro lado. A mí me duele mucho. Algeciras tiene pocas cosas bonitas pero lo palmerales que teníamos aquí eran una maravilla”.

Para saber más escribir “picudo rojo” en Google.

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