Una serie en la que la luz y el color comparten protagonismo con el absurdo y el humor que desprenden las imágenes. Hasta el 2 de febrero en la avenida de las Fuerzas Armadas, 26 de Algeciras.A primera vista, aquí y ahora, uno pensaría que la realidad es un devenir caótico y anárquico. Un desastre sin pies ni cabeza, ilógico e imprevisible. Si existe una lógica, se esconde tras una capa de banalidad tan gruesa que la hace invisible. Sin embargo, en algunos instantes puntuales, la vida se descuida y se revela; el autómata muestra sus entrañas y deja fugazmente en evidencia su mecanismo, la lógica del caos que nos lo explica todo.En este nuevo trabajo, El porqué de la naranjas, Ricardo Cases no documenta los síntomas superficiales de la realidad, sino que muestra lo no visible, lo mecánico. Desde su entorno más inmediato, la fértil región del Levante, el fotógrafo desvela los momentos efímeros que de otro modo pasarían desapercibidos. En la calle, se propone hacer visibles las leyes que regulan el universo, tratando de cazar las partículas elementales como si fuese un físico nuclear intentando identificar el bosón de Higgs. Cases emplea el paisaje a la manera de un laboratorio, un lugar en el que estos mecanismos se pueden manifestar libremente. El porqué de las naranjas no es por tanto, literalmente, un retrato del Levante. Es un retrato del espíritu del Levante y por extensión del espíritu de la España de hoy.