IAM/AR David Galván cuatro orejas y rabo
Última corrida de feria con casi un lleno en los tendidos. TOROS el primero de Salvador Domecq y el resto de Núñez de Tarifa ovacionado el 5º y vuelta al ruedo al 6º. Enrique Ponce, ovación tras petición de oreja y vuelta al ruedo.
Alejandro Talavante, ovación tras petición de oreja y ovaciónDavid Galván, dos orejas y dos orejas y rabo.
SUPERANDO INCLUSO SU SUEÑO
No era fácil sino contrario el papelón y la responsabilidad que tenía David Galván, al verse encartelado junto a dos figuras del toreo y además tal y como está la cosa jugándose el próximo contrato en cada tarde que se viste de luces. Y por si fuera poco con la responsabilidad añadida para el de San Fernando de torear en lo que se puede decir es su tierra adoptiva. David Galván creemos que cumplió con creces sus mejores sueños con su triunfo rotundo, firmando una tarde redonda, con un público entregado desde que se abrió de capa en su primero, hasta que tras mejorando incluso la gran faena a su primero despacho a su segundo de una gran estocada.
EL INVENTOR PONCE Y EL GRAN MOMENTO DE TALAVANTE
Enrique Ponce con su poderío y sapiencia toreó lo intoreable, logrando inventarse una faena a un toro que no quería ni podía, llegase incluso a romper en su muleta. Ponce que en el cuarto como es habitual volvió a estar muy por encima del astado llegando con fuerza a los tendidos que pidió la oreja que no se concedió dando la vuelta al ruedo.Alejandro Talavante en su primero un toro deslucido, soso en sus embestidas y sin trasmisión demostró su gran momento. En su segundo al que no pudo torear a gusto dada sus condiciones negativas, supero esa cuesta arriba a base de calidad, sitio y variedad perdiendo los trofeos por el mal uso de la espada. EL USIA
El algecireño, Paco Mejías lleva ya la tira de años como titular del palco pre4sidencial de Las Palomas, con aciertos y errores como humano que es. El viernes se erigió en protagonista por sus aciertos y sus errores lo que no es bueno. Unas veces no llegó y otras se pasó como le ocurrió con Ponce y Talavante y en el caso de Galván concediendo el rabo.